A Woody Allen no le interesa que lo recuerden como un pedófilo y dijo que se considera “básicamente, un hombre feliz”. Ello anota durante una amena charla con el periodista Xavi Ayén, del rotativo La Vanguardia de España por la publicación de sus memorias, A propósito de nada (Editorial Alianza).
Durante la conversación telefónica, el director, escritor, actor y comediante norteamericano, habla sobre su día a día en cuarentena en su lujosa mansión de Manhattan:
Me levanto temprano, a las 6.30 am, hago ejercicio, corro en la cinta, desayuno y luego escribo, de vez en cuando pongo unos minutos la televisión.
Voy escribiendo y, cuando necesito una pausa, enciendo la tele. No es una vida muy saludable, asecera.
A manera de reflexión, acota:
Yo ya pasaba mis días confinado, escribiendo, pero, por las noches me iba al restaurante a echar unas risas con los amigos, o paseaba.
Me metía en tiendas, en un cine, iba al teatro, a ver un partido de baloncesto o de beisbol. Ahora está todo cerrado, es muy estricto.
MOMENTOS TRÁGICOS
Sin mencionarla por su nombre, dejó entrever que su controvertida relación con la actriz Mia Farrow (de 1979 a 1992), le ha hecho atravesar por “momentos trágicos”.
Acepta que algunos lo recordarán como un pedófilo por su vínculo con quien fuera hija adoptiva de Farrow, Soon-Yi Previn, con quien contrajo nupcias en 1997.
He tenido una vida interesante y divertida, he conocido a mujeres maravillosas, he atravesado momentos trágicos. Pero soy un hombre feliz que lleva 22 años junto a mi esposa Soon-Yi.
Añadió el cineasta:
Tenemos dos hijas preciosas que ya van a la universidad, tengo buena salud y he pasado una vida entreteniendo a la gente. He tenido suerte.
Tajante, Woody Allen acepta que unos le recordarán como un pedófilo, aunque sea falso, y otros como un cineasta que les entretuvo, ¿qué más da?