Ivette Sosa
La conmemoración del Día de la Revolución Mexicana fue el pretexto para que la banda Timbiriche llegara a la Plancha del Zócalo capitalino para presentar su música, talento, ganas y sus enormes tablas arriba de los escenarios.
Lo que empezó como un juego de niños, a través del tiempo ha demostrado con creces que fue un gran proyecto artístico y musical, muy bien cuidado, con chicos con personalidades claramente definidas y con mucho talento, que han ido puliendo y perfeccionando con el tiempo.
No en vano es considerado como uno de los grupos más importantes del pop latino de los ochenta y principios de los noventa. Que fue semillero de numerosas figuras del mundo del espectáculo latinoamericano, incluyendo a exitosos cantantes, actores, compositores y conductores.
FENÓMENO MUSICAL
“Me costó 37 años llegar aquí, a este lugar, a la plancha del Zócalo”, dijo el simpático Benny que llena el escenario donde quiera que se presenta, no sólo por su gran estatura, sino también por su encantadora sonrisa que no pierde desde que era un chiquillo.
Ni qué decir de Sasha, que sobresale por su esbelta y larga figura, pero también porque tiene en sus manos los corazones de los fans de su generación y de las nuevas que ha ido sumando Timbiriche desde que decidió retornar a los escenarios, tras haber sido un fenómeno musical y mediático en América Latina.
Pero cuando hay talento, disciplina y experiencia como en los chicos de Timbiriche, siempre estará presente el éxito. Alix sigue conservando su estupenda voz y su guapura. Mariana mostrando una linda figura y unas piernas muy bien tonificadas que demuestran que hay muchas horas de gym y de cuidados.
Diego, el otrora Don Juan de la banda, luce muy bien, incluso sacó una camiseta sin mangas en uno de los cambios de vestuario, para demostrar, “que sí hay músculo…¡y bien!”.
¿Y Erick?, el rockerazo sexy del grupo, sin lugar a dudas se lleva un costal de piropos, ya que sigue luciendo un cuerpo atlético, que deja ver en ajustados pantalones, chalecos y playeras.
LLEGÓ LA NOCHE
Después de las 20:00 horas las luces del escenario se encendieron y un video de unos simpáticos niños -que todos reconocimos inmediatamente-, dio paso a que se anunciara la presencia de Timbiriche en el escenario del Zócalo de la CDMX.
Ello, ante los gritos de emoción y júbilo del público presente, muchos de los cuales llevaban horas de permanecer de pie, soportando las inclemencias del tiempo y también los maltratos del personal de seguridad de Ocesa, ante las buena intenciones de empleados del Gobierno de la capital, hablando con la gente y tratando de mediar.
Con una majestuosa Catedral de fondo, y del lado izquierdo un espectacular con imágenes de personajes de la Revolución Mexicana creadas con focos, la banda interpretó varios temas de la puesta en escena de Vaselina.
Después vendría una ronda de varias canciones que si bien eran aplaudidas por el público, no eran coreadas. Varios fanáticos gritaban: “Esas no nos la sabemos, canten las buenas”.
¡Y éstas llegaron! La vida es mejor cantando, La princesa tibetana, Ámame hasta con los dientes, Soy un desastre, Con todos menos conmigo, Besos de ceniza y El baile del sapo, entre muchas más del catálogo musical del grupo hicieron la magia y lograron que ningún asistente dejara la plancha de la Constitución -que lució a la mitad de su capacidad-.
Al concierto le faltaba la cereza del pastel, y fue precisamente el tema de México, de Miguel Bosé, que ya se ha convertido en un símbolo para la banda- quien hizo cimbrar el Zócalo y los corazones de todos los ahí presentes.
SALDO BLANCO
Fotos: Televisa Espectáculos y El Sol de Tijuana
Video: Pedro David Guerrero
