Metamorfosis reptiliana, la desquiciante historia de un español

El mítico primer párrafo de La Metamorfosis, relato que Franz Kafka publicó en 1915, pasó de la ciencia a ficción una realidad cotidiana: “Cuando Gregor Samsa se despertó una mañana después de un sueño intranquilo, se encontró sobre su cama convertido en un monstruoso insecto. Estaba tumbado sobre su espalda dura, y en forma de caparazón y, al levantar un poco la cabeza, veía un vientre abombado, parduzco, dividido por partes duras en forma de arco, sobre cuya protuberancia apenas podía mantenerse el cobertor, a punto ya de resbalar al suelo…”.

 

En este caso, la historia comienza “cuando M. L. se despertó una mañana después de un sueño intranquilo donde era abducido por un bicho desconocido de ojos rojos y, posteriormente, se encontró sobre su cama convertido en un monstruoso humano”.

El sujeto “estaba tumbado sobre su espalda dura con puntos rojos en su brazo y clavícula y círculos marrones en sus sienes, divididas por partes duras en forma de arco, sobre cuya protuberancia apenas podía mantenerse el cobertor, a punto ya de resbalar al suelo… Pero lo peor era la protuberancia en la lengua, que estaba convirtiéndose en doble o bífida, como las serpientes…”.

 

DE TRES METROS Y MEDIO DE ALTO Y OJOS DE FUEGO

El protagonista, narra con sus propias palabras: “Hace más de cuatro años me sucedió algo que es un poco fuerte de describir por aquí, pero vi algo negro de tres metros y medio de ojos color rojo fuego, y recorrí el tramo Gijón-Coruña en dos horas 22 minutos, cuando como estaban en obras, se tardaba tres horas 30 a 45 minutos. La cosa negra esa que me paso por delante del coche, después de mirar millones de vídeos puedo decir que se parecía al Mothman y me sumió en una oscuridad suprema”.

 

Continúo: “Soy de Galicia y tengo 34 años”. “No escucho voces o por lo menos no me doy cuenta aunque a veces me salen palabras raras sin querer cuando estoy solo, pero no es algo que le de importancia, es como si cantaras lo primero que se te ocurre”.

 

Señaló que la experiencia dejó signos raros en su cuerpo, seguramente de las operaciones que le hicieron o alguna implantación de chips. Tiene manchas marrones y rojas en la cabeza o la clavícula: “Soy un hombre normal (…) También tengo dos puntos rojos: uno en la base de la garganta entre las clavículas y el segundo en el final del esternón formando una línea recta perfecta de uno a otro, como si me hubieran puesto puntos para dibujarme”.

 

PASÓ UNA LUZ ROJA FRENTE A MI AUTO

El implicado que afirma no tener conocimiento sobre reptilianos, indicó: “Acababa de dejar una relación de 13 años de noviazgo y me fui a ver a unos amigos a Asturias, Gijón”. “Venía de vuelta haciendo el recorrido eran sobre las 00:30 AM cuando salí de Gijón destino a Coruña, cuando llevaba una hora y diez minutos aproximadamente, subiendo uno de los puertos, me di cuenta que estaba solo desde hacía rato por la carretera, lo cual me empezó a parecer extraño… Y justo en ese momento llegando a lo alto del puerto, miré el resplandor de una luz roja a mi derecha, al ladear la cabeza fui consciente de que algo se me echaba casi al paso de mi coche y cruzó por delante de mi coche como a cinco metros de mí”.

 

“Tenía dos ojos rojos (como la Gárgola de Monthman) que dejaban una estela fulgurante roja con su movimiento, medía aproximadamente tres metros y medio; lo sé porque yo mido dos metros y me sacaba unas cabezas, pero tampoco puedo decirlo a ciencia cierta porque fue tan rápido (…) Su cuerpo era negro opaco, un negro tan negro que parecía absorber la luz. A continuación dejó una estela del color de su cuerpo como si llevara una capa inmensa o fue extensión de su cuerpo, y me vi sumido en la completa oscuridad”.

 

“Me apresuré a poner las luces largas, no se veían ni las líneas de la carretera. Puse las luces de niebla e incluso eché mano a la linterna Led que tengo de pesca (…) Reduje la velocidad casi hasta detener mi automóvil casi por completo, iba a unos cinco kilómetros por hora y pensé que si venía un camión estaba muerto. Era la carretera de Asturias, Galicia, ahí siempre hay tráfico y eso me empezó a asustar muchísimo el hecho de provocar un accidente. De repente, noté un golpe suave, era el coche que se había detenido contra un bordillo”.

 

Prosiguió: “Me puse a seguir el bordillo y vi que se giraba a la izquierda y no paraba de girar después de tres o cuatro vueltas contemplé que era una rotonda, y no recordaba ninguna rotonda… Y para mi asombro otra vez vi que no tenía salida ninguna porque la oscuridad seguía ahí. Di otras dos vueltas más despacio y vi un cartel, me alegró mucho y seguí girando la rotonda y ya vi más señales…

                                                                                                                                                            CAMBIOS ANORMALES FÍSICOS Y PSÍQUICOS

“Para mi sorpresa vi una señal que decía: A Coruña 88km. Al ver ese dato rápidamente agarré el móvil y llame a casa de mi amigo de donde salí”, entonces “les expliqué lo sucedido, ya que aún me quedaba más camino y ya no sabía qué me podría pasar. A continuación llegue a casa e hice otra llamada desde mi casa para dejar constancia de que aquello era real. Me salté una hora y 40 minutos de viaje”.

 

Tras la experiencia, el testigo registró cambios anormales físicos y psíquicos: “Noté más cambios que no sean físicos. Pues sí, así es, cosas como premonición, visión remota y empatía telepática. Cada una de ellas las demostré a varios sujetos y que me falte Dios si quiero volver a hacerlo, no imagináis el precio a pagar, esto no tiene enchufe”.

 

“También me vienen máquinas a la cabeza, desde cómo hacer los engranajes hasta cómo montarlas, de hecho, pretendo montar una”.

 

Sin duda, este caso es una de las abducciones más extrañas de la historia, debido a que hay cuestiones inexplicables y muchas preguntas sin resolver.

 

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