No es la primera vez que se mencionan las misteriosas negociaciones entre el gobierno de Estados Unidos y entidades sobrenaturales. Información señala que las fuerzas armadas norteamericanas establecieron contacto con especies alienígenas, y firmaron acuerdos para secuestrar y experimentar con seres humanos a cambio de tecnología avanzada.
Sorprende el hecho de que esta tecnología capaz de transformar a nuestra civilización e ideal para erradicar problemas sociales y políticos, se ha mantenido en secreto y es utilizada por militares.
Se presenta un panorama negativo tanto de los extraterrestres y el gobierno global. Estados Unidos habría quedado perplejo cuando descubrieron que los abducidos superaban por mucho el acuerdo que habían mantenido en su momento.
A fines de 1947, se recuperó un disco alienígeno en Roswell, Nuevo México, junto con varios ocupantes muertos y un humanoide vivo. El humanoide recibió el nombre de EBE (Entidad Biológica Extraterrestre), pero sólo sobrevivió hasta 1952, debido a que presentó enfermedad desconocida.
En un inútil intento por salvar al humanoide, y para ganar el favor de esta raza alienígena tecnológicamente superior, Estados Unidos decidió emitir una llamada de auxilio en diversas regiones del espacio, a principios de 1952.
A pesar de que la llamada fue respondida, el proyecto continuó como un esfuerzo de buena fe. Consciente de los encuentros con extraterrestres, el presidente Truman creó la NSA (Agencia de Seguridad Nacional) en 1952 con el objetivo de descifrar el idioma extraterrestre y comunicarse con ellos.
En 1954 la raza de alienígenas descrita como “gris de piel sin pelo y grandes narices “, proveniente de la región de Orión, aterrizó en la Base Aérea de Holloman. Se trataba del mismo grupo que se estrelló en Roswell siete años antes; ellos afirmaron que su planeta estaba muriendo y necesitaba algo seguro en la Tierra para llevar a cabo experimentos genéticos que permitieran la supervivencia de su raza. Aparentemente, se reproducen por clonación, pero faltaba variedad genética en la técnica.
El espacio debía ser proporcionado a cambio de “tecnología avanzada” que los extraterrestres accedieron a compartir con humanos. Irónicamente, el gobierno tuvo contacto con otra raza de extraterrestres en 1953; este grupo alienígena que estaba en órbita alrededor del ecuador, ofreció contribuir al desarrollo espiritual.
De igual forma, exigieron la destrucción de armas nucleares y se negaron a intercambiar tecnología porque la humanidad al ser espiritualmente incapaz de manejarla, la emplearía para la destrucción.
El Ejército creía que el cumplimiento de dichas condiciones dejaría a América indefensa, frente a una amenaza alienígena, por ello, la propuesta fue rechazada.
Finalmente, se sabe que el presidente Dwight D. Eisenhower, se reunió con los grises que desembarcaron por segunda vez en la Base Aérea Edwards, y se firmó un tratado formal en 1954, que consistía en intercambiar tecnología avanzada por secuestros de seres humanos para realizar experimentos genéticos.
Había una condición: que los humanos nunca se verían perjudicados, regresarían sanos y salvos al lugar del secuestro, y no tendrían recuerdos traumáticos del evento. Además, los extraterrestres proporcionarían una lista detallada de todos los secuestrados a un grupo especial llamado MJ-12, el cual supervisaría su cumplimiento.
Por otra parte, se acordó que las bases alienígenas serían construidas bajo tierra: Una, debajo de las reservas indígenas en la Zona 4: esquinas de Utah, Nuevo México, Arizona y Colorado; y otra, en Nevada, en la franja conocida como S-4, situada a siete kilómetros al sur del Área 51, conocida como Dreamland.
Aunque el Consejo de Seguridad Nacional acordó con los grises la entrega de una lista periódica de los secuestrados al MJ-12, en poco tiempo fue evidente que los extraterrestres rompieron el trato, al secuestrar más personas de las que informaron, incluso a un gran número de niños.
Por ello, el gobierno norteamericano suprimió cualquier conocimiento público de los extraterrestres y su propia culpabilidad por traicionar a la humanidad. Estados Unidos no contaba con los recursos necesarios para luchar contra ellos, entonces, decidió que los militares debían continuar con el acuerdo – a pesar de ser violado – y centrarse en la explotación de la relación con los extraterrestres para avanzar tecnológicamente.
Todo se mantuvo oculto al público a cualquier precio. Un fondo secreto de miles de millones de dólares de impuestos fue organizado y mantenido por la Oficina Militar de la Casa Blanca en 1957, por orden del presidente Eisenhower, para construir búnkeres subterráneos secretos para el presidente y el Congreso, en caso de ataques militares.