Phil Schneider, quien laboraba como experto en explosivos en la construcción de bases subterráneas secretas para el Gobierno de Estados Unidos, en Dulce, Nuevo México, durante 1979; reveló una impactante historia sobre su encuentro con extraterrestres que habitan bajo tierra.
En 1995, Schneider afirmó ser uno de los tres sobrevivientes de una batalla con extraterrestres, ocurrida en agosto de 1979, y que era la única persona que contaba con autorización de seguridad de alto nivel para hablar detalladamente sobre la existencia de seres extraterrestres.
Este sujeto crítico al gobierno por mantener a los ciudadanos ajenos a dicha información, y antes de su muerte en 1997, ofreció diversas conferencias donde relató el suceso.
HISTORIA DE LA BASE DE ALIEN
El hecho de ver a fuerzas especiales por todo el campamento, despertó la sospecha de Schneider, acerca de la base subterránea que ayudaba a construir.
Detalló que el equipo de trabajo perforó cuatro agujeros grandes, pero algo no era común: “el aire con hollín negro que surgió cuando perforamos”. Schneider dijo que clandestinamente se infiltró en el lugar y a sólo unos metros de distancia, se encontró con un “gran gris”-un extraterrestre de aproximadamente siete pies de altura-.
El testigo, comentó que “el hedor que desprendía era peor que la peor basura. El encuentro con esa entidad fue absolutamente horrible”, inmediatamente buscó una pistola que portaba y mató a dos de esos seres, pero no antes de que uno de ellos pudiera emitir una energía extraña y nociva.
Pormenorizó que el extraterrestre hizo una especie de movimiento circular con la mano, agitándola delante de su pecho, “lo siguiente que sé, ese rayo azul me golpeó y acabó literalmente abriéndome como un pez”. Ese rayo, quemó algunos dedos de la mano izquierda de Schneider y lo golpeó en el pecho; también quemó sus zapatos y las uñas de sus pies.
Asimismo, dijo que un miembro de las fuerzas especiales sacrificó su vida por salvarlo, ya que lo subió a un ascensor y lo mandó a una zona segura. Schneider narró que ese día, más de 60 personas perdieron la vida, y comentó que los otros dos sobrevivientes vivían en hogares de ancianos en Canadá, protegidos por el gobierno.
Phil Schneider, aseveró: “Hay una guerra ahí”, existen mil 477 bases subterráneas de todo el mundo, 129 de ellas, ubicadas en Estados Unidos. Cada una, costó 17 mil o más millones de dólares, cuya presencia se oculta a otras agencias del gobierno norteamericano, y desde luego, a la opinión pública.
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Compartimos el video de una conferencia ofrecida por Schneider.
