2015 NO FUE EL AÑO MÁS CALIENTE

2015 NO FUE EL AÑO MÁS CALIENTE

 

Movimiento de Solidaridad e Iberoamericana (MSIa)

El 20 de enero pasado, el mundo fue oficialmente informado que 2015 había sido el año más caliente nunca antes registrado. El anuncio fue hecho en conjunto por el Departamento Nacional de Océanos y Atmósfera (NOAA, por sus siglas en inglés) y por el Instituto Goddard de Estudios Espaciales (GISS), los dos órganos estadounidenses encargados de la compilación de las temperaturas de todo el planeta.

 

El Jornal Nacional (JN), noticiero de la red brasileña Globo de Televisión, recibió a sus espectadores con el titular retumbante de: “La NASA afirma que 2015 fue el año más caliente registrado en la historia.” El reportaje, conducido por William Bonner, ofreció al público la siguiente descripción del fenómeno:

 

“Si estabas reclamando por el calor que se sintió en Brasil, la ciencia te da la razón. El mapa de la agencia espacial y del Servicio Meteorológico de Estados Unidos muestra que en 2015 pequeñas regiones de la Tierra estuvieron más frías. En casi todo el planeta, las temperaturas estuvieron por encima de la media. Y, en algunos lugares, fue el año más caliente registrado hasta hoy. La mayor parte de Brasil está en esa zona. Y también algunos vecinos de América del Sur.

 

“El planeta en su conjunto registró el año más caliente de la historia. La temperatura, en promedio, de la superficie de la Tierra fue 0.13ºC mayor que la de 2014.

 

“En parte a causa del fenómeno de El Niño, que calienta las aguas del Océano Pacífico, y fue fuerte el año pasado. Pero 2015, incluso sin El Niño habría sido un año record de calor. Esto es porque la causa principal del calentamiento continúa ahí: la contaminación producida por la quema de combustibles fósiles, como la gasolina. El aumento de la cantidad de bióxido de carbono, por ejemplo, dificulta la dispersión del calor en la atmósfera. Es el efecto invernadero.”

 

Por ironía; tres días después de informar que el invierno neoyorquino estaba “menos frío” que el del año anterior, JN tuvo que destacar la colosal nevada que se abatió sobre 11 estados de la costa Este de Estados Unidos, y que fue para Nueva York la segunda tormenta más fuerte desde 1869 (véase la foto de abajo).

 

Es evidente, como es del conocimiento de cualquier neófito en materia de cambios climáticos, que todo fenómeno meteorológico extremo es atribuido por los adeptos a la tesis “calientista” a la influencia humana en el clima, a pesar de la absoluta inexistencia de pruebas físicas observadas que comprueben dicha tesis.

 

El lunes 25 de enero le correspondió a la Organización Meteorológica Mundial (OMM) confirmar que 2015 había destrozado todos los records registrado anteriormente, y con gran diferencia. Por primera vez, dijo ese órgano, “las temperaturas terminaron cerca de un grado por encima de la era pre-industrial.”

 

Para explicar el fenómeno, el secretario general de la OMM, Petteri Taalas, afirmó que ” Un Niño excepcionalmente fuerte y el calentamiento global causado por las emisiones de gases de efecto invernadero unieron fuerzas para provocar un efecto espectacular sobre el régimen climático de 2015.” Según él, los efectos de El Niño (elevación periódica de las temperaturas superficiales del océano Pacífico Oriental .n.e.) terminarán en los siguientes meses, pero los efectos de los cambios climáticos provocados por la intervención humana se manifestarán por muchas décadas. “Las alteraciones del clima tendrán consecuencias negativas crecientes, por lo menos durante las siguientes cinco décadas,” agregó (Naciones Unidas Brasil, 26/01/2016)

 

A PESAR DE TODO ESE ALARIDO, LO CIERTO ES QUE LOS DATOS DISPONIBLES SENCILLAMENTE NO SUSTENTAN TALES DECLARACIONES ALARMISTAS.

 

Primero, las mediciones de las temperaturas de la parte baja de la atmósfera (troposfera), hechas a partir de satélites desde finales de los años setentas del siglo pasado, que son reconocidamente más precisas que las mediciones de las estaciones meteorológicas, muestran que las medias de temperatura de 2015 quedaron debajo de las de 2010 y de las de 1998 (Fig.1).

 

Segundo, aunque 2015 hubiese sido el año más caliente desde que comenzaron los registros meteorológicos directos, a mediados del siglo XIX, todavía quedaría debajo de las temperaturas prevalecientes durante la mayor parte de los últimos 11 700 años, la época geológica conocida como Holoceno, la que muestra varios periodos considerablemente más calientes que el actual (Fig.2).

 

Tercero, una secuencia de promedios de temperatura, aislada, aunque estas sean elevadas, no constituye una prueba de la posible influencia humana en el clima mundial. Por lo tanto, sería necesario que la tasa de variación (gradiente) de las temperaturas fuese anómala -en este caso, mayor- que las verificadas en el pasado histórico y geológico, antes de la Revolución Industrial del siglo XVIII, cuando la Humanidad comenzó utilizar de forma más intensa los combustibles fósiles -carbón mineral, petróleo y gas natural. Como, por el contrario, ya ocurrieron en el pasado variaciones de temperaturas de orden de magnitud más rápidas que las observadas desde el siglo XIX, la única conclusión posible es que estas últimas se encuentran perfectamente dentro del promedio de las oscilaciones naturales del clima -el cual, además, siempre está “en cambio,” siendo este su estado natural (por lo tanto, la expresión “cambios climáticos” es un pleonasmo).

 

Como hemos hecho énfasis en este boletín, todo ese alarido en torno de un aumento de temperatura inferior a 0.9º C desde 1850, se debe a la convergencia de intereses políticos, económicos, académicos y otros, que cuentan con la complicidad de una prensa carente de criterio e inclinada de forma natural al catastrofismo. El plan actual de “descarbonización” de la matriz energética de la economía mundial, que incluye la perspectiva de negocios de alrededor de los dos billones de dólares, con la “fijación de precios” del carbono, constituye una oportuna motivación para que la falta de pruebas científicas para corroborar la inexistente influencia humana en el clima sea debidamente dejada de lado.

 

EN CONTRACORRIENTE CON EL CATASTROFISMO, EL DR. RICHARD LINDZEN, CLIMATÓLOGO DEL INSTITUTO DE TECNOLOGÍA DE MASSACHUSETTS (MIT), UNO DE LOS MÁS VIRULENTOS CRÍTICOS DEL “CALIENTISMO” QUE HOY PREVALECE, NO AHORRA PALABRAS PARA CALIFICAR ESTE FRAUDE A ESCALA PLANETARIA.

 

“Creo, francamente, que es una prueba de deshonestidad argumentar sobre cosas como las pequeñas fluctuaciones de las temperaturas o que esto represente la señal de una tendencia. ¿Quién da credibilidad a esa deshonestidad? Todo lo que interesa es que, por casi 40 años, casi todas las proyecciones de los modelos (climáticos) excedieron a las observaciones,” dijo al sitio ClimateDepot (20/01/2016).

 

Lindzen no guarda la tinta cuando habla de deshonestidad. En noviembre del año pasado, el geólogo alemán Friedrich Karl Ewert reforzó las acusaciones que ya se venían haciendo contra el GISS, de que el órgano de la NASA encargado de la tabulación de las temperaturas manipulaba deliberadamente los datos recolectados en las estaciones meteorológicas del mundo entero, para mostrar una tendencia de calentamiento (Alerta Científico e Ambiental, 5/02/2015). Según el periodista Günter Ederer, en un artículo publicado en blog Die Achsen des Guten (El eje de los buenos), luego de analizar los datos de las estaciones meteorológicas disponibles en el sitio del mismo GISS, Ewert concluyó que, entre 2010 y 2012, los datos habrían sido alterados para demostrar un calentamiento atmosférico significativo desde 1950, tendencia que no se manifestaba antes.

 

Según él, Ewert analizó aleatoriamente los datos de 120 estaciones de varios países y, comparando los datos, como eran presentados antes de 2010 y después de 2012, observó que en todos los casos las temperaturas presentadas después de 2012 exhibían una misma tendencia a elevarse, lo que no ocurría anteriormente.

 

Otro investigador que se ha dedicado al asunto es el inglés Paul Homewood. En un artículo aparecido el 22 de noviembre del año pasado en su blog Not a Lot of People Know That, muestra las manipulaciones hechas por el GISS en los datos de la estación meteorológica de Quixeramobim, Ceará, una de las primeras de Brasil, cuyos registros se remontan a finales del siglo XIX (figuras 3 y 4). En el número del 5 de febrero de 2015 del boletín brasileño Alerta Científico e Ambiental, se publicaron otras pruebas de la manipulación observada por Homewood, las que, ahora, reciben un poderoso refuerzo con el trabajo científico del Dr. Ewert.

 

En resumen, 2015 no fue el año más caliente registrado; ni 2014; ni 2013; ni…

 

 

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