¿Qué empuja a la mente humana a degenerarse hasta el punto de acabar con la vida de una persona sin sentir ni el más mínimo remordimiento?
Algunos estudios los clasifican por sus habilidades sociales y organizacionales ya que la mayoría de asesinos en serie tiene un sistema fijo muy bien establecido, pero pocas conexiones personales.
Aunque no hay una forma definida para identificar a uno, por lo general son caucásicos en su segunda década de vida que cuenta con características sociópatas. Otros investigadores señalan que los hechos traumáticos en pequeños niños desata un comportamiento violento hacia animales y otros infantes vulnerables, lo que desemboca en un asesino potencial.
Es el caso de Joe Roy Metheny
También conocido como “el caníbal”. El hombre con obesidad mórbida y una perversa sonrisa, que parecían no sentir la más mínima culpa por nada.
Además de acabar con la vida de varias personas inocentes, Joe también descuartizó sus cuerpos y los vendió como carne para barbacoa en un puesto de carretera de Baltimore,Maryland.
Joe se ganó el apodo de “asesino caníbal” pues durante sus asesinatos abrió un puesto de hamburguesas a cielo abierto y en el lugar ofrecía la carne de sus víctimas con la de cerdo, para hamburguesas.
Cuentan que en estas se llegaron a encontrar cabellos, uñas e incluso dientes de sus víctimas y cuando enviaron a agentes a revisar, encontraron cuerpos destazados, cortados y molidos. Él contaba que veía a sus víctimas solo como carne y no como personas, reporta miedo-paranormal.
Durante el proceso judicial
Metheny rogó que el tribunal lo sentenciara a muerte y exactamente eso se le concedió, poco después una apelación cambió la pena por dos cadenas perpetuas sin libertad condicional.
El asesino fue condenado por haber matado a Kathy Spicer (23 años) y a Cathy Ann Magaziner (39 años), aunque también admitió varios otros asesinatos con violencia.
Cuando la policía le preguntó, Metheny admitió que una noche de 1995 invitó a las prostitutas Cathy Ann Magaziner y Kimberly Spicer a su tráiler para apuñalarlas y estrangularlas hasta morir. Luego las desmembró y guardó la carne para comérsela.
Su declaración no mostró ningún ápice de culpa
Según Metheny, abrió un pequeño puesto de carne y comenzó a vender la carne humana junto con la de los animales. Según contaba Joseph a las autoridades, “Lo hice buscando sensación de poder. No tengo ninguna excusa real aparte de que me gusta hacerlo”.
Añadió: “Vendí unos buenos sandwiches de carne asada y cerdo, y sabían estupendamente, deliciosas. La carne humana sabe similar al puerco. Si las combinas nadie podría notar la diferencia”.
Y mandó un mensaje: “La próxima vez que viajes por la carretera y te encuentres un puesto de carne que no habías visto nunca, recuerda esta historia antes de morder ese bocadillo. A veces uno nunca sabe a quién se va a comer”, concluyó Joseph entre sonoras carcajadas.