Mouris Salloum George*
Donald Trump ha puesto a los Estados Unidos en la condición de una república bananera. Las últimas horas colocan al inquilino de la Casa Blanca en los límites de la demencia: Se proclama poseedor de una sabiduría sin paralelo en la historia de la Unión Americana y, desde su ingobernable megalomanía, se exhibe dispuesto a fracturar la clásica y constitucional división de poderes.
El modelo Trump se equipara con el del peruano Martín Vizcarra,quien la semana pasada asestó un golpe legislativo disolviendo las cámaras del Congreso Nacional, envuelto en incesante escándalo desde la defenestración del empresario neoliberal Pedro Pablo Kuczynski, implicado en conductas de corrupción relacionadas con la constructora brasileña Odebrecht,de oscuro expediente en México.
En Ecuador, el presidente Lenin Moreno decidió ayer cambiar la sede presidencial de Quito a Guayaquil, huyendo de las manifestaciones populares, mayoritariamente indígenas, desencadenadas por el decreto que elimina subsidios a los combustibles.
Trump exige la cabeza de la lideresa demócrata Nancy Pelosi
El embravecido inquilino de la Casa Blanca inició una jornada mediática para fincarle juicio político a la lideresa de la mayoría demócrata en la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, en un rabioso contraataque al inicio de su eventual destitución por causales aquí comentada en entregas anteriores.
Una de esas causales, es la conspiración política pretendiendo que el gobierno de Ucrania se entrometa en la política interior de los Estados Unidos, aportando elementos acusatorios para descalificar al precandidato presidencial demócrata, puntero en las encuestas, Joe Biden.
La colérica reacción de Trump se produjo cuando la Cámara de Representantes requirió del secretario de la Defensa, Mark Sper, información de El Pentágono respecto del uso de asistencia militar a Ucrania con móviles electorales.
No fue el único factor, sin embargo: El pasado 6 de octubre, un equipo de abogados reveló que un agente de inteligencia estadounidense está dispuesto a dar testimonio de primera mano sobre las operaciones del equipo presidencial en Ucrania.
Sería el segundo personaje en el papel de garganta profunda una vez que, en agosto pasado, un informante cuya identidad se reservó, aseguró que al menos media docena de funcionarios de Washington estaría implicada en el complot que, para efectos prácticos, la ley tipifica como interferencia de otro país para lograr la reelección, en este caso, del magnate republicano.
Ronda en la Casa Blanca el fantasma de Richard M. Nixon
En su histeria, Trump pretende invertir la oración por pasiva: Acusa a la lideresa demócrata de traición a la patria. Los patos tirándole a las escopetas.
Conforme el espectáculo electoral en los Estados Unidos se exacerba, ronda sobre la Casa Blanca el fantasma de Richard M. Nixon, obligado a dimitir por El Escándalo Watergate, apenas un ejercicio de párvulos vis a vis con las maniobras en el extranjero del incendiario anaranjado.
*Director General del Club de Periodistas de México, A.C.