De acuerdo con un estudio de la Global Marketing Association, 7 de cada 10 directivos de marketing en México, no estudiaron marketing como su carrera de origen, no obstante, el 98% de los directivos se autodenominan como expertos en la disciplina. En ese mismo estudio, al preguntarles como se han vuelto expertos el 88% declaró que adquirieron su experiencia en el trabajo día con día, es decir, podrán ser expertos en el manejo de la categoría de su producto o servicio, pero educación formal en estrategias de marketing y consumidores en un curso o con un estudio de por lo menos 120 horas continuas equivalentes a un diplomado al menos, no lo han recibido.
Solo un 12% de la muestra estudiada de más de 500 directivos, han ido actualizándose formalmente mas allá del resto, que solo lee revistas o asiste a conferencias de uno o dos días y muchas de ellas de dudosa procedencia en la tan cambiante materia.
Lo anterior, es lo que en psicología se denomina el síndrome de Dunning-Kruger, que fue precisamente descrito por primera vez por los psicólogos investigadores David Dunning y Justin Kruger sobre este fenómeno psicológico, donde inicialmente realizaron una serie de cuatro investigaciones con estudiantes hasta profesionales. En todos ellos, el resultado fue el mismo, los de bajo rendimiento son incapaces de reconocer los niveles de habilidad y competencia de otras personas, lo cual, es parte de la razón por la cual se ven constantemente a sí mismos como mejores, más capaces y más informados que otros incluyendo a los que si saben del tema.
En muchos casos, la incompetencia no deja a las personas desorientadas, perplejas o cautelosas, en cambio, los incompetentes a menudo son bendecidos con una confianza inapropiada, impulsada por algo que les parece conocimiento. Este efecto puede tener un profundo impacto en lo que las personas creen, las decisiones que ejercen y las acciones que toman. En otro estudio del mismo Dunning, descubrió que las mujeres se desempeñaron igual que los hombres en un examen de ciencias, y sin embargo, las mujeres subestimaron su desempeño porque creían que tenían menos capacidad de razonamiento científico que los hombres.
Los investigadores también encontraron que como resultado de esta creencia, estas mujeres tenían más probabilidades de negarse a participar en una competencia científica.
Dunning y sus colegas también han realizado experimentos en los que preguntaron a los encuestados si estaban familiarizados con una variedad de términos relacionados con temas que incluyen política, biología, física y geografía. Junto con conceptos genuinos relevantes para el tema, incluyeron también términos completamente inventados. En uno de esos estudios, aproximadamente el 90 por ciento de los encuestados afirmaron que tenían al menos algún conocimiento de los términos inventados. De acuerdo con otros hallazgos relacionados con el efecto Dunning-Kruger, cuanto más familiarizados los participantes afirmaban que estaban con un tema, más probabilidades tenían de afirmar que estaban familiarizados con los términos sin sentido. Como Dunning ha sugerido, el verdadero problema con la ignorancia es que puede sentirse como experiencia.
¿Qué opinas?
Fuente: Forbes