Mouris Salloum George*
Para ilustrar nuestro optimismo: En los primeros 10 meses de 2019, se han perpetrado 235 homicidios dolosos (asesinatos) más que en el mismo periodo de 2018.
La suma total nacional a octubre, es de 24 mil 484. No se computan los homicidios culposos. Están en otro casillero. Disputan por el liderato en ese macabro torneo Chihuahua (gobernado por el PAN) con 2 mil 250; Baja California (hasta finales de octubre gobernado por el PAN), con 2 092, y Estado de México (gobernado por el PRI), 2 100.
Son otros datos, sistematizados y hechos del dominio público por el secretariado ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP).
Promediando el número de hogares mexicanos con cinco miembros, tenemos que casi 5 mil familias pasan a la estadística del luto, la viudez y la orfandad. No sólo una afamada familia de Chihuahua, sino en más de dos tercios de los estados mexicanos.
Todas son pérdidas humanas lamentables. Otras merecen esquela aparte.
Arnulfo Cerón iba rumbo al centro Nueva Esperanza, una ironía
El 11 de octubre pasado, pardeando la tarde, Arnulfo Cerón Soriano se dirigía a su habitual charla a sus anfitriones del Centro de Rehabilitación Nueva Esperanza, por él fundado. No llegó al local en el municipio de Tlapa de Comonfort, Guerrero. Estuvo 40 días desaparecido.
El “desaparecido”, fue encontrado cadáver hace unas horas en una fosa clandestina en el predio de Tres Postes, del municipio nombrado.
Arnulfo Cerón Soriano no era un guerrerense común: Era un nativo preocupado por los Derechos Humanos de sus paisanos, víctimas de la guerra sucia desde los años setenta. Se le identificaba como líder del Frente Popular de la Montaña de su estado.
No despertemos al México bronco, voz que nadie escuchó
Fue un activo indómito del Centro de Derechos Humanos Tlachinolla, de la mártir montaña de Guerrero. El adjetivo no pudo ser irreductible. Como lo estilan las autoridades: Llegaremos hasta las últimas consecuencias. La primera, es que Cerón Soriano, combatiente por la vida, fue reducido a fiambre, a la mala.
Mil 300 muertes violentas, reporta sólo el puerto de Acapulco, Guerrero, en 16 meses. La de Cerón Soriano en Tlapa, no es una más.
Dentro de cinco días se cumple el quinto aniversario de los 43 de Ayotzinapa, Guerrero. Le agregamos páginas a la narrativa y guarismos a la estadística: Una historia sin solución de continuidad desde diciembre de 2006, segunda edición de la guerra sucia. No por accidente, en Guerrero se advirtió hace cuatro décadas: No despertemos al México bronco. Voz que nadie quiso escuchar.
*Director General del Club de Periodistas de México, A.C.