De visita en la vieja escuela de Chapingo, feudo estudiantil de la izquierda en los confines del área metropolitana de la capital, Alejandro Encinas abre un hueco en su saturada agenda como Subsecretario de Derechos Humanos y Población de la Secretaría de Gobernación y recibe a el diario El País para hacer balance de su primer año en el cargo.
Encinas reconoce que el Gobierno no ha obtenido los resultados esperados en materia de seguridad:
«Heredamos una crisis humanitaria que llegó a cifras alarmantes, como todo el tema vinculado a la desaparición y no identificación de personas.
“La cifra original de 40.000, ahora que estamos actualizando los datos, va a tener un incremento importante, como del 30%. Durante mucho tiempo se trató de ocultar el problema», dice.
VIOLENCIA HOMICIDA
México registra cada año 25 millones de víctimas de delitos, una cifra difícil de entender, de hacer inteligible. Presa de una ola interminable de violencia homicida, el país acaba el año con una tasa récord de asesinatos y una sensación entremezclada de frustración y hartazgo.
El hombre que escucha a las víctimas lo sabe. «Estamos en una de esas situaciones en que lo viejo no acaba de morir y lo nuevo no acaba de nacer», murmura Encinas, dice a El País