El enjambre sísmico de 2,089 movimientos telúrico que se registró entre el 5 de enero y el 4 de febrero en Michoacán no representa riesgo para la población de la zona, pero aún así decenas de investigadores analizan si podría tratarse de un fenómeno que dé origen a un volcán.
Hugo Delgado, director del Instituto de Geofísica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), detalló que 50 investigadores de diversas instituciones del país realizan estudios para determinar las causas del fenómeno y si podría tratarse del origen de un volcán o descartar la posibilidad.
Los sismos, localizados en la zona comprendida entre los volcanes Paricutín y Tancítaro, al norteste del municipio de Uruapan, en el estado de Michacán, oscilan entre magnitudes que van de los 2.9 y 4.1, que han llamado la atención no solo de los expertos, sino de la población en general.
Aclaró el científico:
“Los fenómenos naturales de este tipo son complejos, y precisamente por eso es tan importante reconocer a qué tipo de fenómeno está asociado. Aún cuando se puede identificar como un fenómeno magmático no forzosamente tiene que terminar en la formación de un volcán”.
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