Al asistir a algunas de las principales conferencias de la quincuagésima sexta Conferencia de Seguridad de Múnich (MSC, por sus siglas en inglés), realizada entre el 14 y el 17 de febrero, fui sorprendida por un cierto escepticismo muy semejante al del año pasado. En esa ocasión, el vicepresidente estadounidense, Mike Pence, básicamente, fustigó a los europeos y, ante todo, a Alemania, por no seguir la política unilateral de Donald Trump, a lo que la canciller alemana, Angela Merkel, le respondió con una llamado a un “orden internacional multipolar.”
Este año, los discursos del secretario de Estado, Mike Pompeo, y del secretario de la Defensa, Mark Sper, fueron nuevas provocaciones, en estilo y contenido. Ambos responsabilizaron a Rusia, a China y a Irán de la erosión del orden occidental internacional. El mensaje trasmitido fue que el mundo se enfrenta a “una gran competencia de potencias,” en la que el “nosotros”, es decir Occidente, dominado por Estados Unidos, está venciendo.
El tema general de la conferencia recibió el extraño titulo en inglés de “Westlessness” (Occidente sin occidente, traducción libre), enfocado en reflexiones sobre las deficiencias de la estrategia occidental. Hubo cerca de 400 participantes, entre jefes de Estado, ministros de Asuntos Exteriores y de Defensa, especialistas en seguridad y diplomáticos. Algunos de los discursos merecen atención especial, entre ellos el del presidente francés, Emmanuel Macron, que debe ser analizado en el marco de su excelente presentación ante la Ecole de Guerre (7 de febrero), y el del presidente alemán, Frank-Walter Steinmeier. Entre los planteamientos breves, y precisos, destacan el del canciller ruso, Serguei Lavrov, y el de su colega chino Wang Yi, en una vehemente defensa de un “orden mundial multilateral” inspirado en la Carta de las Naciones Unidas, fundado en la paz, en la estrecha observancia del derecho internacional y en la defensa del bien común de la humanidad.
Hubo, por lo tanto, en Múnich, una autentica división cultural, entre los que sueñan con una orientación geopolítica “unilateral” fincada en la voluntad del más fuerte, y su opuesto, los defensores de un orden mundial multilateral a partir del derecho y de reglas para todos.
Pompeo, se refirió directamente a Steinmeier, quien hablara antes y que, según él, “había indicado que Estados Unidos ‘rechazaba la comunidad internacional’”. Pompeo resaltó este punto varias veces, al decir que “Occidente está venciendo. Estamos ganando colectivamente. Estamos haciendo eso juntos”. Además de esto, recalcó que “las naciones libres tienen más éxito que las otras”: “Los emigrantes arriesgan sus vidas para llegar a Grecia, pero no para ir a Irán o a Cuba. Las personas quieren estudiar en Cambridge, no en Caracas. Quieren iniciar negocios en el Valle del Silicio, no en San Petersburgo”.
Según Pompeo, Estados Unidos es una nación que “no interfiere en las elecciones de otras naciones”, siendo el respeto de la soberanía de las naciones” un elemento esencial del éxito occidental. También señalo a China como la principal culpable de la crisis de Occidente, pues las “empresas de tecnología apoyadas por el Estado chino” son auténticos caballos de Troya del espionaje chino. Así mismo denunció la “campaña de desinformación” orquestada por los servicios de espionaje rusos con la intención de “poner a nuestros ciudadanos unos contra otros”, al tiempo que “los ataques cibernéticos iraníes atormentan las redes de computadoras del Medio Oriente.”
Estados Unidos fue elogiado vastamente por “restablecer la credibilidad del control de armas cuando nos retiramos del Tratado INF (Fuerzas nucleares de alcance medio -n.e.)- con el apoyo unánime del la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte)- luego de que Rusia violara repetidamente sus términos”. Además pasó lista a las intervenciones supuestamente exitosas bajo el liderato estadounidense:
“Lideramos a 81 naciones en la lucha global para derrotar el califato del Estado Islámico… Estamos liderando a 59 naciones para expulsar a (el presidente Nicolás) Maduro y cumplir con la voluntad del pueblo venezolano.” Los europeos no se deben “dejar engañar” por Rusia, cuando afirma que el gasoducto Nord Stream 2 es una “empresa meramente comercial”, y, tampoco, por la gigante de las telecomunicaciones China Huawei: “Cuando los ejecutivos de Huawei tocan a su puerta dicen que ustedes perderán si no aceptan la oferta. No crean en la exageración”.
Aunque bañado de retorica, el objetivo de Pompeo era trasmitir el mensaje de la política del “poder bruto”, donde los más fuertes dictan las reglas. El discurso de Esper fue muy semejante, y se concentró esencialmente en la “Estrategia Nacional de Defensa” estadounidense, que parte de la premisa de que Estados Unidos esta involucrado en una “gran competencia de potencias”. Así, afirmó que la principal preocupación del Pentágono es la República Popular de China, y que Estados Unidos está preparado para “lidiar con China en esta nueva era de gran competencia de potencias”. Según él, “el crecimiento de China ha sido notable, pero de muchas formas es alimentado por el robo, la coerción y la explotación de economías de libre mercado, de empresas privadas y de facultades y de universidades”. Huawei, dijo, seria un ejemplo de esto. De la misma forma, la presidente de la Cámara de Diputados de Estados Unidos, Nancy Pelosi, en un panel posterior, alerto a los europeos de que “la dependencia de abastecedores chinos de (tecnología) 5G, por ejemplo, podría hacer vulnerables los sistemas críticos de nuestros socios a interrupciones, manipulación y espionaje. También podría comprometer nuestras capacidades de comunicación y compartición de información y, por extensión, nuestras alianzas”.
Steinmeier: el dilema clásico de Tucidides
En su discurso, el presidente alemán, Frank-Walter Steinmeier hizo referencia a la conmemoración de los 75 años de la fundación de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que estableció patrones para la paz y para la seguridad del mundo, al Acuerdo de Helsinki de la Conferencia de Seguridad y Cooperación de Europa, de 1975, y a la Carta de Paris de 1989. Observó que la comunidad internacional presencia “una creciente dinámica destructiva en la política internacional”, y que “la idea de la ‘gran competencia de potencias’ no solo esta influenciado a los socios estratégicos de hoy; también esta moldeando nuevamente la realidad en todo el mundo, y sus huellas se pueden seguir hasta las guerras sin fin, con enormes perdidas de vidas, en Medio Oriente y en Libia”.
En una critica directa a Estados Unidos, afirmó que, “en la actual administración, nuestro aliado más próximo, Estados Unidos, rechaza el concepto mismo de comunidad internacional. Todo país, creen Estados Unidos, debe cuidar de sí mismo y poner sus propios intereses por encima de todos los demás. ‘Grandes nuevamente’ -aunque a costa de vecinos y de socios.” Se refirió al historiador griego Tucidides, afirmando: “Es verdad que el derecho internacional protege, principalmente, a los pequeños. Los fuertes hacen lo que quieren y a los débiles les toca sufrir, lo decía Tucidides hace más de 2 000 años, mirando al mundo antiguo. En otras palabras: aunque las leyes y las reglas sean de extrema importancia para el ‘hombre pequeño’, ellas siempre serán tan solo una opción para los grandes. Ellos tienen muchas formas de sobrevivir. Regresamos al dilema clásico de la seguridad. El resultado inevitable, más desconfianza, mas armamento, menos seguridad”.
Darle forma al mundo actual exige responsabilidad y humildad, recalcó Steinmeier: “Los conflictos no pueden resolverse si no estuviésemos familiarizados con las perspectivas y los intereses del otro lado, principalmente, cuando son contrarios a nuestras propias ideas. Sin ese entendimiento ningún acuerdo nuclear puede negociarse con Irán y no habrá paz en el Este de Ucrania. Quien quiera hacer la paz en Libia, tendrá que apretar muchas manos, no todas limpias. Quien quiera combatir el terrorismo en la región de Sahel -y tenemos algunos años de experiencia en Mali-, no podemos sencillamente convertirlo en un caso ‘militar, de ¿si o no?’, sino que, debemos enfrentar las causas complejas del conflicto en el terreno, para garantizar la estabilidad con éxito”.
Steinmeier resaltó que, aunque la seguridad de Europa se finca en una fuerte alianza con Estados Unidos, “al mismo tiempo, Europa no puede aceptar la creciente separación de Rusia. Necesitamos de una relación diferente entre la UE y Rusia y de Rusia y la UE”.
Exigió que hay una verdadera “política europea sobre Rusia, que no se restrinja a declaraciones y sanciones condenatorias; y ella debe encontrar su propio equilibrio con China, entre el aumento de la competencia entre sistemas y la cooperación necesaria”. En cuanto a Irán, darle la espalda al JCPOA “fue un error”, afirmó. Agregó que los alemanes deben decidir “cómo hablaremos seriamente y con espíritu de confianza con Francia, nuestro socio más cercano, sobre las cuestiones de seguridad que el presidente Macron mencionó en su discurso tan importante en la Ecole de Guerre de Paris hace una semana. Deberíamos aceptar la invitación de él para comprometernos en un diálogo (sobre la fuerza nuclear). Sin embargo, eso significa también ver las cosas desde la perspectiva de Francia y hacer nuestras propias contribuciones para el desarrollo de la cultura estratégica conjunta, sin la cual Europa no podrá ser realmente un actor de política de seguridad”.
Lavrov y la “barbarie del orden internacional”
El canciller ruso, Serguei Lavrov, dio un discurso muy breve, pero preciso, seguido de tres preguntas sobre la participación de Rusia en Siria, en un panel moderado por la corresponsal de la revista alemana Der Spiegel, Christiane Hoffmann. Lavrov describió así el actual orden mundial, “el sistema de no proliferación, esta siendo destruido ante nuestros ojos, el límite del uso de las armas nucleares se está reduciendo, las crisis regionales se están multiplicando y el derecho internacional está siendo pisado, en particular por la intervención militar en los asuntos de los estados soberanos (Irán), además de sanciones ilegales y de duras medidas proteccionistas que perjudican a los mercados mundiales y al sistema comercial”. Dijo, en resumen, “estamos presenciando la barbarización de las relaciones internacionales que degradan el habitan humano”.
Lavrov defendió el principio del “multilateralismo genuino, que debería partir de los principios orientadores consagrados en la Carta de la ONU, en particular la igualdad soberana de los estados y la no interferencia en sus asuntos domésticos”. En el breve debate que siguió a la presentación de Lavrov, este respondió a Hoffmann sobre la ofensiva sirio-rusa en Idlib y la relaciones ruso-turcas. Lavrov resaltó que las relaciones entre Rusia y Turquía, a pesar de los renglones en desacuerdo, están funcionando bien en el campo diplomático, político y militar. Los problemas con Siria se relacionan al hecho de que la restauración de la paz en ese país, acordados en Astana y con el respaldo de Naciones Unidas, ha sido perjudicado por terroristas del antiguo Frente Al-Nusra (actual HTS), que usa “a la población civil como escudo”.
China y el coronavirus
El discurso del canciller chino, Wang Yi, se concentró, principalmente, en las medidas que el gobierno de Pequín está tomando para combatir la epidémica de Coronavirus, Covid-19, una “guerra en la que el pueblo chino esta unido para contenerla”, y en la que destaca la solidaridad sin precedentes que el país ha recibido de muchos otros. Resaltó igualmente el espíritu de solidaridad de la población china; “en dos semanas, millares de ingenieros y trabajadores de la construcción civil lograron construir dos hospitales especializados equipados con 2 500 camas”.
El otro foco de sus observaciones fue resaltar la necesidad de cooperación multilateral: “El multilateralismo no significa colocar a ningún país encima de otros. En lugar de esto, defiende el derecho igual al progreso compartido por todos los países”. Según él, “ un gran país con 5 000 anos de civilización, China no copiara el modelo occidental”. Sin embargo, “la colaboración entre los principales países, para el éxito del multilateralismo es antitético a movimientos unilaterales y, en lugar de eso, apoya una mayor democracia en las relaciones internacionales, fundada en el mando de la ley y de la justicia internacionales”. “El principio consagrado en la Carta de las Naciones Unidas, en especial el respecto a la soberanía nacional, la resolución pacifica de las disputas y la no intromisión en los asuntos internos, constituyen la base del moderno derecho internacional”, concluyo.
En el debate, conducido por el presidente de la MSC, WolgangIschinger, Wang subrayo que Estados Unidos iniciaron una “campaña de difamación” contra China, con la repetición de acusaciones que tienen sustento en hechos, la cual denota que Estados Unidos no quieren un rápido desarrollo de China. En cuanto a Europa, reitero que China quiere una Europa unida y fuerte y más cooperación en un mundo multilateral.
Macron: por una cultura estratégica europea común
El presidente francés, Emmanuel Macron, en una entrevista conducida por Ischinger, al ser interrogado sobre el futuro de Europa en 10 anos, afirmó que se deben hacer esfuerzos para que “se convierta en una potencia estratégica, en futuro, con reglas comunes”, y es preciso que haya una cierta independencia europea ante Estados Unidos y una “relación diferente con Rusia”.
Calificó a Europa de “proeza política, la democracia, la libertad individual y el progreso de la clase media”. Solicitado por Ischinger a comentar su reciente discurso en la Ecole de Guerre y lo qué quiso decir con referencia a las fuerzas nucleares francesas, afirmó que es necesario establecer un dialogo estratégico con todos los socios que lo quieran, inclusive sobre las fuerzas nucleares. En este ámbito, dijo, “estamos listos para realizar ejercicios conjuntos y queremos construir una cultura estratégica común”. Sobre las relaciones con Rusia, resaltó que este diálogo estratégico “se debe fundar en el análisis de conflictos congelados. Rusia es miembro del Consejo de Seguridad permanente de Naciones Unidas. Me congratuló con que (el presidente Vladimir) Putin haya aceptado la idea de una reunión en el ámbito del P-5 (los miembros permanentes del Consejo de Seguridad -n.e.). (…) Tenemos que construir una arquitectura de seguridad fincada en la confianza reciproca”.
*MSIa Informa