Aproximadamente 30 mil niños se han afiliado y han servido como carne de cañón en los campos de batalla en la guerra contra las drogas en México, iniciada en año 2006, acorde a cifras de la Red por los Derechos de la Infancia en México. Esta suma aproximada ha contribuido a crear zonas de combate comparables a las que costaron miles de vidas en Irak o Afganistán.
En un texto publicado en el popular semanario The New Yorker, titulado “The teen killers of the drug war”, el periodista Patrick Radden Keefe recupera la vida de Gabriel Cardona, reclutado como niño sicario del Cártel de Los Zetas cuando contaba con 17 años de edad, para vislumbrar el horror al que miles de niños han sido expuestos por la avasallante violencia que acontece en territorio nacional.
La peculiar historia del niño sicario Gabriel Cardona en su paso como asesino del Cártel de Los Zetas, una de las organizaciones criminales más violentas en la historia reciente, comenzó cuando tenía 17 años.
En el texto escrito por Patrick Radden Keefe, el reclutamiento de niños soldados en Afganistán se duplicó el año pasado. Por su parte, el Departamento de Estado de Estados Unidos, asegura que el grupo extremista Estado Islámico, ISIS, por sus siglas en inglés, está incrementando sus filas con reclutas menores de edad, incluso algunos tienen solo 10 años de edad, llamados “Cachorros del Califato”.
Este concepto de “niños soldados”, afirma el medio estadounidense, para nada está alejado de la realidad que sufren miles de infantes en todo el país. “Partes de México sin duda parecían una zona de combate cuando Cardona era un Zeta; en lugares a lo largo de la frontera, la tasa de homicidios fue mayor que en Afganistán o Irak”, señala el texto.
Asimismo fue agregado que, “en un país donde más del 95% de los homicidios por lo general no se resuelve, cualquier persona podría empezar a cuestionar el valor de la vida”.
En el escrito queda estipulado que la incertidumbre en los tiempos de guerra hace que los jóvenes sean en extremo vulnerables, pues en su búsqueda por encontrar un apoyo, crean dependencia hacia cualquier cártel que les ofrezca una buena vida aunque por corto tiempo.
“Se podría pensar que Los Zetas compartirían algo con Al Qaeda o ISIS. Pero, para los miembros del cártel tamaulipeco, los yihadistas están equivocados porque están dispuestos a morir por una ideología, cuando en realidad su verdadero problema es ‘ser pobres’”.
Incluso para Cardona, quien no sufría verdaderamente las dificultades de la pobreza en EU, el narcotráfico fue un peldaño significativo hacia arriba en la escala social. Pues los beneficios que obtenía si mataba para “La Compañía” consistían principalmente de “Riquezas y putas”.
The New Yorker añade que antes de ser detenido Gabriel Cardona asesinó al menos a 800 personas, y que Los Zetas le pagaban a Cardona 500 dólares a la semana, y un solo “homicidio por encargo” podría significar un bono de hasta diez mil dólares.
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Fuente: La Verdad Noticias