El 31 de marzo se publicó un anuncio de página completa en el periódico alemán Frankfurter Allgemeine Zeitung (FAZ). Se trataba de una carta abierta dirigida a los “Queridos amigos alemanes” firmada por destacados políticos italianos, entre ellos los presidentes de Liguria y Emilia Romana, Giovanno Toti y Stefano Bonaccini, los alcaldes de Venecia, Bolonia, Génova, Milán, Brescia, Padua, Bérgamo, Ancona y Siracusa, además del eurodiputado Carlo Calenda.
La carta es un llamado acuciante sobre las enormes tareas que enfrenta la Unión Europea (UE) ante la necesidad de encontrar una respuesta común a la crisis de la pandemia del coronavirus, con un plan para la recuperación económica, industrial y social de Europa.
“Es por ello que nueve estados europeos (entre ellos Italia, Francia, España y Bélgica) propusieron la emisión común de “eurobonos”. No exigimos la “comunicación” de las deudas públicas, sino que creemos que se deben proporcionar medios suficientes para un gran plan de seguridad para los sectores económicos, de salud y social, que debería ser administrado por las instituciones europeas”.
Los autores critican, correctamente, la actitud de Holanda, por ser un ejemplo “por la falta de ética y de solidaridad, que luego de la II Guerra mundial, también fue mostrada por muchos países en los tocante a Alemania, hasta la reunificación”. Ellos se refieren en particular a la célebre Conferencia de la Deuda de Londres de 1953 (en ese entonces, el ex presidente del Deutsche Bank Hermann Josef Abs fue el negociador entre Alemania y 21 países, entre ellos Francia, Bélgica, Italia y España).
La conferencia decidió que los 29.7 mil millones de marcos alemanes de deuda jamás podrían pagarse, por lo que deberían reducirse a la mitad, además de declararse una moratoria de la deuda, como recuerda la carta. De esta forma, afirman los autores, “Alemania consiguió evitar la quiebra del Estado. Italia, hasta hoy, está convencida de que esa decisión fue correcta”.
Hoy, afirman, la emisión de los que han sido bautizados “corona bonds” (literalmente Títulos corona) no significa que se anulen o se repartan las deudas antiguas, pero alertan que “el egoísmo nacional de visión corta no es el camino cierto a seguir… todos nosotros podemos probar que Europa es más fuerte que aquellos que quieren debilitarla”.
La carta abierta fue publicada en el momento en el que los ministros de Hacienda de la UE se encuentran metidos en un gran debate sobre las medidas necesarias para encontrarle una salida a la crisis sanitaria que paralizó toda la economía del bloque. La discusión se centra en la cuestión de la emisión de los “corona bonds”. Hasta el momento no se ha llegado a un acuerdo, debido a la fuerte oposición de Alemania, Holanda, Austria y Finlandia contra la iniciativa de que se emitan títulos específicos para esa tarea.
La oposición alemana, respaldada por parte de la prensa económica orientada por las ideas de Friedrich von Hayek, es la de que la UE dispone de instrumentos suficientes para proveer la ayuda financiera, entre ellos el Banco Europeo de Inversiones (EIB), el Mecanismo de Estabilidad Europea (ESM) y un presupuesto revisado exento de los criterios de Maastricht, además de otras medidas. Se argumenta así que la emisión de “eurobonos” como un nuevo instrumento de financiamiento por un periodo limitado no sería una opción.
En realidad, esto significa que la UE no está dispuesta a “respaldar el espíritu de solidaridad” y ayudar a aliviar los daños económicos sufridos por algunos países europeos a causa de la pandemia. Mientras Países Bajos exhibe una actitud liberal bastante “mezquina”, la élite alemana se esconde detrás de “argumentos formalistas” y “viejos prejuicios”, busca respuestas puramente “regulatorias” y se sigue refiriendo a “principios” que deben ser “obedecidos”, en lugar de pensar de forma “innovadora”, en medio de una crisis extraordinaria. Esa testarudez y la posible repetición de un “error histórico” acarrean el peligro de destruir toda la Unión Europa.
Voces críticas de Alemania
En los últimos días, por fortuna, ha habido algunas reacciones más favorables provenientes de representantes políticos alemanes, entre ellos el presidente de la Fundación Konrad Adenauer y ex presidente del Parlamento Federal, Norbert Lammert, quien, en entrevista concedida al Süddeutsche Zeitung, criticó la resistencia de la canciller Angela Merkel a los “corona bonds”.
Ante una situación tan extrema y extraordinaria y de la creciente desesperación de países socios, la impresión de una “solidaridad limitada” es muy difícil de evitar, afirmó Lammert. Según él, “personalidades europeas iluminadas y determinadas, como el ex canciller Helmut Kohl, en una situación de emergencia obvia como la actual, probablemente decidirían a favor de un mecanismo de financiamiento a corto plazo”, que respondiera a las expectativas políticas y económicas. Advirtió que la disputa en torno de los “corona bonds” amenaza con convertirse en una “guerra de creencias” que debilitaría a la UE, precisamente en el momento en el que la intervención común es más que necesaria.
Otro apoyo importante provino del presidente del Instituto de Economía Alemana (IDW), Michael Hüther. En una entrevista concedida a la red ZDF el 7 de abril, calificó a los “corona bonds” de medida de emergencia de corto plazo” que es necesaria de inmediato, y recalcó que la referencia al paraguas del ESM no tiene sentido, ya que la estructura del mecanismo de estabilización se creó para lidiar tan sólo con deudas del Estado.
“Ningún país debe ser dejado a su suerte”
En una declaración publicada en la sección económica del FAZ del 6 de abril, titulada “Necesitamos un cuarto pilar europeo”, los comisarios de la UE Thierry Breton (Francia) y Paolo Gentiloni (Italia) describieron en detalle las medidas que se deberían tomar para reiniciar la economía europea en su conjunto.
A partir de que en este momento casi cuatro mil millones de habitantes del planeta se encuentran confinados y de que el Banco Central Europeo (BCE) está transfiriendo grandes flujos de caja (750 mil millones), así como los respectivos gobiernos nacionales, a las respectivas economías de la UE, inclusive la suspensión de los “criterios de Maastricht” (límite de presupuestos y gastos nacionales a 3 por ciento del PIB) para el presupuesto del bloque, como fuera anunciado por la presidente de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.
Ambos subrayaron que “necesitamos dar un paso más para detener la crisis, es decir, proteger los negocios, los empleos y reiniciar la industria en cada país y en el mercado doméstico europeo”. Esbozaron tres principios de respuesta: ningún país debe ser dejado a su suerte; ninguna economía debe convertirse en víctima aislada de la pandemia; todos los estados miembros en condiciones equivalentes deben tener acceso justo al financiamiento de deudas para realizar tales planes.
La necesidad de financiamiento de los 27 estados miembros debe ser establecida con relación adecuada a sus contribuciones al presupuesto de la UE, afirman Breton y Gentilioni. Se refirieron al plan de asistencia financiera del BCE al afirmar que debe de haber un “acceso igual y justo al financiamiento de los planes”. Un apoyo más podría ser otorgado por el ESM, dijeron, pero de una manera innovadora, que implicaría trabajar sobre los criterios de condicionalidad que deben ser ajustado y redirigidos para funcionar como respuesta a la crisis.
De igual manera, sugieren que el Banco Europeo de Inversiones (EIB) podría “aumentar su capacidad de intervención” en respuesta a la urgencia de la situación y de las necesidades de corto plazo. Mencionan además el plan de 100 mil millones de euros de la Comisión de la UE para asegurar los ingresos de los trabajadores. También recalcaron que “es necesario un cuarto” de los medios europeos: mientras que el BCE trabaja en el sector de la moneda y de las finanzas, los estados miembros de la UE deben mostrar una “capacidad común de decisión e innovación”, por ejemplo, en la forma de “títulos posibles en euros, cuya función permitirá la emisión a largo plazo de títulos para inversiones comunes”.
Gentinloni, en una entrevista concedida al periódico Die Welt el 4 de abril, advirtió que “si no encontramos una respuesta común, las fuerzas antieuropeas explotarán la crisis para sus propios propósitos”. En lugar de mostrar fuerza, lamentó que haya recelo de una “nueva crisis de la deuda en la zona del euro”. Subrayó que esta crisis no puede compararse con la de hace diez años (crisis de la deuda de Grecia), pues alcanzó a todos los países simultáneamente, y de ahí parte la demanda contra los “corona bonds”. Para él, “necesitamos una combinación de instrumentos que incluyan el crédito del IEB, créditos del ESM y propuestas de emisión de dinero a corto plazo del presupuesto de la UE.”
Su mensaje para Alemania fue claro: la emisión de títulos debería estar vinculada a un propósito y debería ser una medida única adoptada en “condiciones extraordinarias”. Usó el término “títulos de recuperación” para subrayar que la cuestión no son las deudas de los últimos 30 años, sino las “deudas comunes para combatir el coronavirus y sus consecuencias”. Mencionó la necesidad de una “recuperación europea y un Plan Marshall… Cuando comenzamos la reconstrucción, necesitamos aprender las lecciones de esa crisis. Hay que fortalecer el sistema de salud y actualizar los sistemas sociales. Al mismo tiempo, debemos hacer más sustentable la economía europea y avanzar en la digitalización. Luego de la crisis, el Estado tendrá un papel más importante en la economía”.
*MSIa Informa
Imagen: theconversation.com