Mouris Salloum George*
Tres datos de la Comisión Nacional para la Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros y otras fuentes del ramo: 1) En determinados contratos de crédito, algunas instituciones imponen intereses de 30 hasta 65 por ciento, 2) En retiros con plásticos de crédito, aplican comisiones de entre 10 y 12 por ciento sobre el monto retirado, y 3) Por retiro de efectivo en cajeros automáticos de bancos distintos al emisor, 40 pesos de comisión por cada operación.
En el primer punto el dato, no precisamente accesorio, es que esas tasas de interés se ejecutan incluso en préstamos domiciliados a los que recurren los pensionados para resolver situaciones de extrema urgencia.
Al terminar el primer trimestre de 2020, el órgano regulador informó que, en su conjunto, los operadores del sistema de banca y crédito en México se alzaron con ganancias del orden de 47 mil millones de pesos. Si la calculadora está en lo cierto, más de 500 millones de pesos al día.
Aun en tiempos normales la queja, nunca satisfecha, es que la banca comercial es bastante cicatera en la respuesta a los requerimientos financieros del sector privado; sobre todo de la mediana y pequeña empresa, un alto porcentaje de las cuales tienen como único soporte el apoyo de sus propios proveedores. En tiempos como los actuales, ni se diga.
Baja tasa de referencia para apoyar a familias y empresas
La cuestión viene a tema ahora, una vez que la Junta de Gobierno del Banco de México acordó una cuarta baja a la tasa de interés de referencia, para dejarla en 5.5 por ciento. El asunto es que, cada vez que se toma ese tipo de decisiones, los clientes de los servicios financieros parecen escuchar un disparo de salva de La carabina de Ambrosio.
A la luz de las sombrías predicciones sobre los alcances de la recesión económica, los miembros de la Junta de gobierno del banco central argumentaron que la medida era impostergable para facilitar a empresas y familias el acceso al crédito, a fin de reactivar la economía, muy maltrecha desde antes; ahora herida por el coronavirus.
Para decirlo en términos coloquiales, el balón queda en la cancha de los banqueros privados. Es aquí donde la puerca suele torcer el rabo. ¿Hay manera de enderezarlo? Todavía no se patenta la técnica más eficaz para lograrlo. Grave asunto.
* Director General del Club de Periodistas de México, A.C.