Imperativo categórico: La salvación nacional

 

Mouris Salloum George*

La pandemia pasa revista a las relaciones de producción en México como en el resto del mundo, ahí donde el sistema económico internacional se está resquebrajando. No es la primera vez, pero en ésta ocasión la globalización dispara los contagios aceleradamente.

 

Giremos las manecillas del reloj a la inversa para colocarlo en calendarios de crisis.

 

En la preparación y concepción del Primer Plan Sexenal de gobierno (1934-1940) se escucharon voces, no precisamente anónimas, que lanzaron la idea-fuerza de salvación nacional.

 

Se trataba de reconstruir la devastada economía mexicana y el tejido social, rotos durante el movimiento armado iniciado en 1910.

 

Los que tipificaban la revolución como burguesa y replanteaban el conflicto capitalismo-comunismo consideraban imperativo un Plan  de Salvación Nacional (PSN).

 

Los de la vía mexicana al socialismo sugirieron que la convocatoria por el Estado al PSN debiera conciliar los intereses de los dos factores de la producción reconocidos por la Constitución, poniendo el acento en los derechos de la clase trabajadora.

 

Sin más excrecencias retóricas, el general Lázaro Cárdenas del Río conservó la denominación del Plan Sexenal, pero en su ejecución puso sus ojos en el proletariado del campo y de la ciudad, fuerza social que le dio soporte a la Tercera transformación.

 

En la década de los setenta, al calor de la Reforma Política 1977-1978 y del espejismo de la abundancia petrolera, algunas izquierdas recalentaron la iniciativa del PSN.

 

Así fue edificada la República de los plutócratas

La repuesta desde Los Pinos fue la proposición, de inmediato, del Plan Global de Desarrollo, precursor de los planes nacionales sexenales, el primero de los cuales -en su exposición de motivos- hizo alusión a la Sociedad Igualitaria desde la perspectiva de la Presidencia priista.

 

El segundo PND, con marcados matices, perfiló el modelo neoliberal. En el balance de 30 años, el diagnóstico indica que la depredación ha resultado peor que la provocada por el movimiento armado de hace un siglo: 35 firmas dominantes en el control del sistema de banca y crédito, la explotación de los recursos naturales-entre los que está la mano de obra-y de los mercados bursátiles, contra más de 70 millones de pobres y miserables.

 

Sin meternos en berenjenales semánticos, en el marco  de la obra destructora del Covid-19 se anuncia una nueva normalidad, suponemos sustitutiva de la vieja normalidad. Sobre los escombros de los viejos fundamentos económicos, ¿en qué capitulo cabrá la salvación nacional? Es pregunta.

* Director General del Club de Periodistas de México, A.C.

 

Imagen: globalresearch.ca

Noticias relacionadas