En Dengfen, China, un monje shaolín demostró su habilidad en el kung-fu arrojando con fuerza una aguja para atravesar un panel de vidrio y hacer estallar un globo colocado delante del cristal.
El chino logró superar el reto sin doblar la aguja ni romper en pedazos la lámina de vidrio, sino tan solo produciendo un pequeño orificio en el panel.
La clave del éxito -dijo-, radica en la fuerza explosiva, la potencia de la muñeca y la precisión.
Gracias a esta excelente técnica, el joven practicante de kung-fu fue capaz de romper bloques de cementos a mano limpia, reporta actualidad.rt.com