Empresas extranjeras e “inversiones fantasmas”

 

Las inversiones extranjeras directas (IE) pueden desempeñar un importante papel en el desarrollo económico, en el aumento de la productividad y del empleo y en la integración internacional,. Por ello, todos los países están interesados en atraerlas. Varias instituciones, incluyendo a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) creen que representan un volumen superior a los 40 billones de dólares.

 

Sin embargo, de esta cifra, por lo menos 15 billones, casi el 40% del total, serían “inversiones fantasmas”, registradas en algunos países conocidos como paraísos fiscales, con el objetivo principal de evitar o reducir al mínimo el pago de impuestos.

 

La situación, incluso en esta área, en vez de estar sujeta a controles y restricciones, empeoró después de la Gran Crisis de 2008, cuando aquel porcentaje era del 30%.

 

Otros estudios, incluyendo uno de la Universidad de Amsterdam, confirman que, además de las inversiones extranjeras arriba mencionadas, 40% de las ganancias de las propias empresas multinacionales también acaban en paraísos fiscales.

 

Esto, a pesar del hecho de que la “tasa global de impuestos corporativos”, el promedio mundial de tributación de las ganancias de las empresas, ha caído del 49% hasta el 24%, entre 1985 y 2018. En 2015, la ganancia global de las multinacionales fuera de los países sede fue de 1.7 billones de dólares-de los cuales se estima que 36%, aproximadamente 600 mil millones de dólares hayan sido “desviados” hacia paraísos fiscales.

 

Esta vasta suma de dinero puede definirse como “inversiones fantasmas”, porque son transferencias transfronterizas hechas por empresas integrantes de un mismo grupo internacional, pasando por “contéineres” vacíos localizados en paraísos fiscales. Estos contéineres son “vehículos” que no están involucrados en ninguna actividad real, y son usados solamente para maniobras fiscales.

 

Es sorprendente que la mitad de las “inversiones fantasmas” pase por dos países de la Unión Europea (UE), Holanda y Luxemburgo, ambos notorios paraísos fiscales. Ciertamente, escandaloso e inaceptable, máxime cuando Europa se encuentra en una seria emergencia económica debido a la pandemia de covid-19. Si se amplía la lista Hong Kong, Islas Vírgenes Británicas, Bermudas, Singapur, Islas Caimán, Suiza, Irlanda y Mauricio, este grupo de diez países responde por nada menos que 85% de las “inversiones fantasmas” del mundo.

 

En el pequeño Luxemburgo, por ejemplo, hay “inversiones extranjeras ”en el orden de 4 billones de dólares, tanto como en los Estados Unidos y más que en China.

 

Obviamente, para atraer a tantas inversiones “virtuales”, los paraísos fiscales y los centros offshore ofrecen un nivel de tributación muy bajo, mucho más bajo del que los países donde se realizan actividades económicas reales. Ellos también ofrecen varios otros “servicios”, como anonimato, transparencia reducida y un sistema legal complaciente, por decir lo mínimo –ventajas bastante apreciadas por quien desea fugar o evitar impuestos y controles más rigurosos a sus actividades.

 

En la década de 1980, Irlanda tenía un impuesto de renta corporativo de 50%, hoy está en 12.5%. La legislación irlandesa también se presta a “soluciones tributarias creativas”. Pensemos en la operación denominada “cerveza irlandesa doble con sándwich holandés”, que involucra una transferencia hacia las islas Caimán de las ganancias de las empresas multinacionales registradas en Irlanda y en Holanda, con la cual las empresas en cuestión llegan al punto de para impuesto cero, o casi.

 

Además de esto, en Irlanda, la relación ganancia/salario es de 800%, pues las empresas extranjeras registradas en el país pueden decir que tienen ganancias muy altas en comparación a los pocos funcionarios locales; en Gran Bretaña, por ejemplo, ese índice es de 26%, lo que ya es bien alto.

 

Economistas y analistas poco informados o “interesados” acostumbran presentar a Irlanda, por su baja tributación y su crecimiento del PIB, como un ejemplo de gestión virtuosa. Pero se olvidan de decir que los altos ingresos del país, provienen, principalmente, de inversiones extranjeras que llegan al país justamente a causa de la baja tributación.

 

Estos problemas surgirán de forma abrumadora, también en Italia, después de la petición de la Fiat de un crédito de 6 300 millones de euros. La FCA, como se sabe opera en Italia, pero tiene sus sede en Holanda y oficina fiscal en Gran Bretaña.

 

En Europa, la competencia en materia de tributación de las ganancias de las empresas asumió aspectos intolerables. Obsérvese que seis países –Irlanda, Luxemburgo, Bélgica, Holanda, Malta y Chipre- que hacían parte del grupo original de la Unión antes de su extensión son considerados paraísos fiscales

 

Se calcula que, si todos los países del mundo aplicaran los mismos niveles de impuesto sobre la renta, las “fugas” hacia los paraísos fiscales casi desaparecerían. Esto produciría un aumento del 15% en el ingreso tributario en los países de la UE y un aumento del 10% en los EUA con una reducción del 60% en los paraísos fiscales.

 

Una reforma tributaria sería en el ámbito europeo, aplicable a todos los países de la UE y ya no puede ser demorada. Es necesaria, urgente y decisiva para la realización efectiva de una Europa unida y federal.

*MSIa Informa
Foto:  Gunther/EFE

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