Silvia Palacios y Lorenzo Carrasco (MSIA INFORMA)
Las violentas acciones realizadas a nombre de una reclamada autonomía mapuche en Chile, instigada por las redes internacionales del indigenismo de corte etnonacionalista, se desbordan; el embate, cada vez más audaz ha logrado delimitar una zona de terror en la Araucanía y en el Bío Bío.
La zona convulsionada se localiza en la estratégica Patagonia, un área geográfica rica en recursos naturales compartida por Chile y Argentina. Ya que del lado de este último país también existen comunidades mapuches victimas del indigenismo radical, el panorama se agrava aún más debido a que lo que se está conformando es una escalada de tensiones transfronterizas.
La furia desatada por la dirigencia mapuche que se remonta a 2014, ha arreciado este año y ha sumado a sus objetivos de destrucción las Iglesias de la localidad.
Debido a ello, en el intento de hacer frente a los conflictos, el gobierno de la presidente Michelle Bachelet se ha visto obligado a pedir ayuda a la Iglesia Católica para que organice una mesa de diálogo. De acuerdo a cifras de la asociación Ayuda a la Iglesia que Sufre, 15 iglesias han sido incendiadas, 12 Católicas y tres Evangélicas; 11 de ellas en 2016 y el resto desde 2014; además también han ocurrido invasiones violentas a seminarios.
Acciones que alarman, sobre todo porque 55% de los mapuches de la región son católicos y otros 37% evangélicos; de ahí que cabe la pregunta, ¿a quiénes y por qué interesa aumentar la inestabilidad en la Araucanía? Por eso el obispo de la capital, Temuco, Mons. Héctor Eduardo Vargas Bastida, S.D.B. quién recibió la responsabilidad de encabezar la negociación con las partes afectadas, enfatizó que no se descarta que a la mesa de diálogo también sean llamados los representantes de los grupos radicales mapuches.
Aquella fue una clara referencia a la Coordinadora Arauco-Malleco (CAM), organización que está al frente de las acciones violentas contra empresas forestales, pequeños productores y empresas hidroeléctricas, aunque no es el único grupo que participa.
Con una ofensiva estilo la que comandaba en su época el sanguinario grupo narcoterrorista peruano Sendero Luminoso, la CAM se dedica a sembrar el terror provocando incendios de maquinaria agrícola, plantaciones de árboles y hasta de casas de los agricultores que habitan con sus familias inmemorialmente el lugar.
Su objetivo es la recuperación territorial de las tierras que dicen les pertenecían ancestralmente a los mapuches, con la finalidad de crear una nación mapuche.
Desde el nacimiento de la Coordinadora en 1998 tal empeño fue explícito; en un reportaje de la agencia brasileña Adital del 14 de abril de 2005 se anota que en declaraciones al periódico chileno La Tercera (4 de abril de 1999) un dirigente de la Coordinadora que prefirió el anonimato afirmó:
“Para la entidad, la primera etapa de lucha es la recuperación de 200 mil hectáreas de tierra usurpadas por las empresas forestales en las provincias de Arauco y Malleco…en ese territorio liberado, pretendemos reconstruir espacios para desarrollar nuestra cultura y cosmovisión, el sentimiento de pertenecer a la tierra y comenzar a reconstruir la nación mapuche”.
Aunque los dirigentes de la CAM niegan su autoría en la destrucción de las Iglesias, un comunicado publicado por la red de prensa biobiochile.cl en la internet, el pasado 16 de abril es revelador de la sed de venganza que estimula su modus operandi.
La nota periodística informa que un grupo de al menos 10 encapuchados armados con escopetas llegó hasta el fondo de la forestal Mininco, donde quemaron maquinaria perteneciente a la empresa Besalco. Se encontraron panfletos y un comunicado de la CAM, donde justifica el ataque, “dentro de un proyecto político estratégico anticapitalista”.
El comunicado fue emitido por los Órganos de Resistencia Territorial (ORT) de la Coordinadora de Comunidades en Conflicto Arauco Malleco (CAM) y afirma lo siguiente:
“Kiñe.- Reivindicamos, como ORT-CAM Lafkenche Leftraru, nuestra acción de sabotaje, realizada hoy sábado 16 de abril en la madrugada, en contra a la empresa Besalco que se encontraba trabajando en el predio Tres Sauces de Forestal Mininco en el sector de Cayucupil, Cañete, Provincia de Arauco. Consistente en tres neumáticos bell, una maquina cosechadora y un camión grúa, además de varias maquinarias dañadas”.
“Epu.- Queremos enfatizar que nuestras acciones se enmarcan dentro de un proyecto político estratégico anticapitalista, por tanto cualquiera de sus expresiones, sea forestal, hidroeléctrica o minera, serán saboteadas con objeto de ser expulsadas de nuestro territorio. Reivindicamos el weichan como nuestro camino de dignidad y autonomía, asumiendo nuestra responsabilidad como pu weichafe de reconstruir, recuperar y resistir”.
“Kula.- Indicar que no compartimos la quema de iglesias, pues consideramos que no apuntan al problema estructural, más bien agudizan la política represiva y deslegitiman nuestra digna lucha. Por tanto es importante desarrollar una estrategia de resistencia y sabotaje que le de claridad a nuestras acciones y sean un real aporte en nuestro proceso de reconstrucción nacional”.
Al final su consigna de pie de guerra: “Fuera las forestales, las hidroeléctricas y toda inversión capitalista del territorio mapuche”.
Si bien la CAM niega sus acciones contra las Iglesias, en otras ocasiones ha admitido que pudiera ser que alguna célula disidente, las realice. Y es que dentro de la estructura de comando que exige la creación de un enclave mapuche, de la cual la CAM es la más visible y violenta, crecen otros tentáculos con vida propia, lo que bien pudieran ser “lobos solitarios” inspirados en su propaganda de odio étnico-racial.
Por ejemplo, el pasado 30 de mayo el periódico argentino La Crónica anunció que habían sido detenidos en su territorio en una localidad de la Patagonia, dos terroristas dirigentes de la Resistencia Ancestral Mapuche (RAM), acusados de participar de la operación denominada Tormenta de Fuego, en la Araucanía, precisamente la región que domina la CAM.
Una región autónoma mapuche es el común denominador de una extensa red indigenista-ambientalista internacional que mediante poderosas ONG dan legitimidad a la causa, la cual ha sido presentada hasta en los foros específicos de la ONU. En particular su radio de actividad se centra en Europa, desde donde se comanda una bien afinada campaña propagandista.
Al mismo tiempo, los militantes de la denominada Antropología de la Acción que se despliega en Iberoamérica, presenta la causa de la autonomía mapuche, como el único movimiento de rebelión indígena que resta en el continente luego de que el EZLN de México fue atomizado.