“…Cuéntame el cuento del árbol dátil
de los desiertos
de las mezquitas de mis abuelos.
Dame los ritmos de las darbukas
y los secretos
que hay en los libros que yo no leo…”
Pedro Guerra
Por Oscar Arturo Medina Monroy
“La Madre que los parió”… La verdad es que esta semana estuvo seria y complicada, muchas veces he dicho que hubo momentos en que pensé que no llegábamos, que era tiempo de tirar la toalla y buscar la esquina más cervecera de la ciudad para hundir en un “licuado de cebada” los más profundos sentimientos y en estos días casi lo cumplo.
Pero en fin, si partimos del hecho de que no hay peor lucha que Lucha Villa, Lucha Moreno y Lucha Reyes, debemos dar gracias al dios Wilson (dios de la güeva) por su bendita protección y especial cuidado y si consideramos que Wilson es un flojo, pues vamos, que su protección es todo un detalle, todo un síntoma de urbanidad y buenas costumbres.
Fiel lectora nos dice que ella para su protección tiene a su “osito” y uno se pregunta quién fuera osito de felpa.
Entonces, dice mi contrato, que todos los viernes religiosamente, debo entregar una columna a mi casa editorial www.loseditores.com.mx y que de ser posible, la entrega (mmmm me encanta cuando escribo de “entrega”, no sé a ustedes pero a mí se me hace como de poca ropa y muchos sudores cuando de “entrega” se trata) del viernes debe de ser de un tema que nos ponga emocionalmente erectos, es decir, que sea un tema cachondo, sexual, sensual y por demás pornográfico.
De verdad que yo no entiendo porque a mí me tocan estos temas, cuando lo mío, lo verdaderamente mío es la castidad, las buenas costumbres y las mujeres de estricta moral, si, ajaaaaa. No tuvieran tanta suerte las “damas de la vela perpetua” de tener a este escribano para sacar las más bajas de sus bajas pasiones, o sea, entiéndase, de las más bajas, ellas saciarían en mí sus más bajas. O sea, asquerosamente bajas… Pues qué rico ¿no?
Pero en fin, en la medida de lo posible, vamos, que nadie está obligado a lo imposible, pongámonos serios. Hace algunos meses (no recuerdo cuánto) quedé de hablar sobre las enfermedades de transmisión sexual, yo sé que es un tema que de cachondo no tiene mucho, pero vamos, que si uno va andar en este “supermercado de dios” tocando, y dejando que lo toquen lo menos que se puede hacer es cuidarse.
Hablar de este tema es serio y complicado, dos especialidades que, seamos sinceros, no son mi fuerte.
Pero como diría mi catequesis de cabecera… “dios nos bendiga y abordemos el tema”.
En primer lugar, creo que el uso del término “enfermedades de transmisión sexual”, es un poco violento, un poco de “eso te pasa por lujurioso pecador o pecadora”.
Creo en mi humilde opinión que el uso del término “enfermedades de transmisión sexual”, se utiliza por mucha gente conservadora (bendita sea) como una forma de asegurar que la sexualidad es un foco de infecciones… Y evidentemente no es así, o al menos no tiene por qué serlo.
Por una parte, admitir que tenemos una infección de transmisión sexual (hongos, gonorrea, VIH, clamidia, sífilis…) causa a muchas personas vergüenza o culpa, tampoco se trata de hacer una convención de “sifilíticos unidos” pero la neta (la cual como sabemos en chida pero inalcanzable) la sociedad ha castigado (y aún lo hace) a las personas que adquieren estas infecciones, en gran parte por ignorancia y en otra por envidia.
Y eso lo tenemos que cortar de raíz porque una infección de tipo sexual es enteramente igual que cuando adquirimos infecciones de garganta, de orina o de oído y por ellas nadie trata de lanzarte a las llamas del infierno.
Por otro lado, muchas de las llamadas infecciones de transmisión sexual pueden transmitirse con contactos genitales no sexuales es decir por el uso de toallas usadas previamente, aseos con falta de higiene y exposición a lugares húmedos.
Muchas prácticas sexuales no dan como resultado la transmisión de estas infecciones y me refiero a esas que son muy, pero muy ricas como los besos, las caricias, la masturbación, solos o en compañía y los masajes eróticos.
Es necesario saber que algunas infecciones, incluso, pueden surgir sin contacto alguno, simplemente por una baja en nuestras defensas, como la candidiasis, que en el caso de la mujer, son organismos que están siempre en su vagina y sólo dan lugar a molestias cuando la cantidad de bacterias es excesiva.
Por eso lo correcto para este tema es hablar de infecciones de transmisión genital, para tener más claro de lo qué estamos hablando y rompamos el estigma asociado a las enfermedades de transmisión sexual.
Por lo que ahora la duda es ¿son las infecciones de transmisión genital contagiosas?
La respuesta a esta pregunta depende de la infección a la que nos refiramos.
Cuando hablamos de enfermedades contagiosas nos referimos aquellas que pueden adquirirse con facilidad, sin poder tener nunca la seguridad de no adquirirlas por mucho que nos cuidemos, como por ejemplo la tuberculosis, los hongos o la gripe.
El resto de infecciones, que sí podemos controlar, son las que llamamos transmisibles, como la hepatitis B o el VIH.
Tendremos absoluta certeza de no adquirir estas infecciones si no entablamos contactos de riesgos, es decir, de manera ocasional y sin protección.
En definitiva, son infecciones que no hay que temer si seguimos unas pautas (dije pautas, no se confundan) básicas de auto cuidado y prevención.
¿Qué debo saber para mantenerme a salvo?
Seguramente, si fuéramos a la calle a preguntar por las infecciones coronarias o pulmonares que conocen la gente lograríamos cuatro o cinco nombres, sin mucha exactitud sobre sus síntomas, su forma de transmisión o su prevención.
Normalmente, cuando una persona nota algún síntoma extraño (taquicardia repetida, problemas al respirar…), acude a su servicio médico y deja que sean los y las especialistas quienes lo estudien y solucionen.
Sin embargo, solemos exigir a jóvenes y mayores una gran información sobre las enfermedades de tipo genital datos como nombres, formas de transmisión, organismo que las produce y fases de las mismas y eso es una locura.
Quizás sea suficiente aprender a detectar síntomas, conocer servicios de salud de calidad y evitar actitudes de vergüenza, culpa, baja percepción de riesgo o miedo ante estas infecciones.
Los métodos de prevención son muy variados; algunos de ellos también son anticonceptivos, en el caso de que mantengas relaciones heterosexuales.
A la hora de decidir qué métodos de prevención utilizar no se trata tanto de si tienes relaciones eróticas con hombres, con mujeres o con ambos, sino más bien de las prácticas que mantienes con unos u otras.
Las prácticas con mayor riesgo de infección son las que tienen que ver con el contacto entre genitales o de genitales con mucosas.
Las mucosas son las partes del cuerpo que se mantienen húmedas (ano, vagina, glande del pene, interior de la boca y ojos).
Mantener una buena higiene en toallas, esponjas, baños y otros espacios húmedos es importante también para la prevención.
Respecto a la higiene íntima, en el caso de las mujeres, aunque es importante mantener una higiene diaria, utilizar demasiado jabones o geles no específicos, puede dañar la flora vaginal por su PH.
Cuando de “echar pata se trata” se puede prevenir la transmisión de infecciones utilizando preservativo en las penetraciones anales, vaginales o bucales.
Tanto si hablamos de penes como de juguetes eróticos, se debe colocar en el dildo un preservativo masculino o no está de más usar en el caso de las damas un preservativo femenino.
En el caso del sexo oral a una mujer puede ser útil cortar la punta de un preservativo y colocarla en la lengua o utilizar una toallita de látex.
En algunas condonerías ya se encuentran a la venta, aunque no están muy publicitadas, muchos centros de planificación familiar, atención a la sexualidad o farmacias también las tienen.
Para el resto de prácticas eróticas (besos, caricias, masturbación, masajes eróticos, juegos, fantasías, etc.) no es necesario tomar precauciones específicas.
Aguas con la automedicación, las infecciones de transmisión genital pueden estar producidas por hongos, bacterias o virus, así que la pomada que a una persona le sirve no necesariamente ayuda a otra.
Los síntomas más comunes de estas infecciones son picor, escozor o rojez en la zona genital, dolor al orinar, flujos oscuros y con fuerte olor y erupciones, granitos o verrugas.
Si notas alguno o varios de estos síntomas no dudes en consultarlo con un medico, no con el yerbero, mucho menos con un amigo y por su santa madre no con el párroco de la colonia.
El tratamiento de la mayoría de las ITG es más efectivo y corto cuando menos extendida esté la infección.
Otra buena idea es realizarse revisiones anuales (analíticas sanguíneas, citologías y revisiones ginecológicas) puede ayudar a la prevención y la detección precoz de infecciones.
Para estos días la tares es recordar que la mayor y verdadera prueba de amor es ir juntos a realizarse esos chequeos, como una forma de compartir todo.
El sexo no es malo, es delicioso y no debe ser visto como un riesgo a la salud.
Para andar de coqueto o coqueta, basta con adquirir algunos hábitos de auto cuidado y cuidado en pareja para poder olvidarnos de los miedos.
Para decir adiós
Ok… No teniendo nada más que decir… Solo basta recordar que para declaraciones coquetas o confesiones candentes queda el correo: medinaarturo@gmail.com