Fuentes federales comunicaron que la explosión del ferry de Playa del Carmen sucedida el pasado 21 de febrero, no fue producto de un accidente, fallo en la maquinaria o acumulación de combustible, sino por la utilización de un artefacto explosivo improvisado.
Las fuentes que revelaron los primeros resultados de las investigaciones detallaron que autoridades de la Secretaría de Marina y de la Agencia de Investigación Criminal de la Procuraduría General de la República (PGR), hallaron trozos de cartón café, similar al que se usa en los rollos de papel de baño o toallas de cocina, donde se encontraba la carga explosiva.
En el lugar fueron hallados cinco cartuchos de cartón, conectados por un cable amarillo, el sistema de iniciación y una alimentación eléctrica de metal, lo que conformaría todos los elementos de un explosivo casero.
En los asientos de las filas M, N y O, se hallaron pedazos de metralla y polvos impregnados.
Días después de la explosión, el pasado 1 de marzo, buzos de la compañía perteneciente a la familia de ex gobernador de Quintana Roo, Roberto Borge, dueños de Barcos Caribe, denunciaron a la Marina que se halló otro explosivo en otro de los ferrys de la compañía.
En el ferry que transportaba refacciones a Cozumel, elementos de la Marina desactivaron el explosivo, el cual era más sofisticado que el que explotó el 21 de febrero, según la Agencia de Investigación Criminal.
El contenedor del explosivo fue un tubo de PVC, el cual aisló herméticamente los cartuchos de piroblast. La carga estaba hecha de una mezcla de perclorato de potasio, aluminio y ácido bórico; además contaba con un detonador de recepción inalámbrica.
Las Fuentes, que pidieron permanecer en anonimato, dijeron que las autoridades temen que con este método, que marcan como relativamente sencillo de manufacturar explosivos, sea replicado en otras partes del país.