A los pocos días de ser elegido presidente, Carlos Salinas de Gortari recibió una llamada telefónica de Bill Clinton.
Estaba preocupado por la crisis de los balseros cubanos y quería que el presidente mexicano intercediera ante Fidel Castro.
GABO, EL INTERLOCUTOR PERFECTO
Salinas de Gortari tenía al interlocutor perfecto: Gabriel García Márquez, a quien conocía desde su llegada a la capital mexicana hacía más de dos décadas. En 1967 le había dedicado así una primera edición de Cien años de soledad: “Para Carlos Salinas de Gortari, de un escritor todavía desconocido”.
Estas son algunas de las anécdotas que suceden en el torbellino de testimonios, datos y análisis de La muñeca tetona, un documental que indaga en las relaciones entre el poder político y el mundo de la cultura en México.
Fuente: elpais.com