El Tribunal del Vaticano condenó a cinco años de prisión y una multa de 5,000 euros al sacerdote Carlo Alberto Capella, exconsejero de la nunciatura en Washington, por posesión e intercambio de material de pornografía infantil.
El juicio comenzó el viernes y en menos de 48 horas el Tribunal ya pronunció un fallo.
El promotor de justicia (fiscal) vaticano, Gian Piero Milano, había pedido una pena de cinco años y nueve meses, y el pago de una multa de 10,000 euros, mientras que la defensa había solicitado la pena mínima, sin detallar el número de años.
IMÁGENES CON MENORES EN ACTOS SEXUALES EXPLÍCITOS
La Fiscalía vaticana argumentó en la audiencia de esta mañana que Capella debía ser condenado porque se había demostrado que poseía “una ingente cantidad” de material de fotos, videos, y también dibujos manga, con imágenes de menores en actos sexuales explícitos.
El promotor de justicia vaticano pidió a los magistrados no distinguir entre las imágenes verdaderas y los dibujos, pues en su opinión el contenido era lo realmente importante.
Los cargos que pedía era posesión de pornografía infantil y cesión y transmisión de esas imágenes ya que las había colgado en la red social Tumblr, una plataforma donde se pueden conversar e intercambiar material audiovisual.
Capella consultó en diversas ocasiones estos contenidos, por última vez en octubre de 2017, según la acusación, por lo que dijo que en este caso no se estaba hablando de “una captación casual de material” de esta naturaleza.
ARGUMENTA LA DEFENSA
La Defensa por su parte rechazó que el Tribunal vaticano pudiera aplicar el agravante de “ingente cantidad” de imágenes de pornografía infantil, porque argumentó que tenía alrededor de unas cuarenta y, en por ejemplo en la ley italiana este concepto implica más de un centenar.
La Defensa consideró que los comportamientos de Capella “no son señal de cierta peligrosidad sino de un problema psicológico” y para demostrarlo adjuntó un informe que explicaba que Capella “no ha revelado tendencias a pedofilia o parafilia, sino que sufre “problemas de tipo psicológico relativos a su fragilidad”.
Capella tuvo oportunidad de dirigirse al tribunal antes de que se fuera a deliberar y dijo que estaba arrepentido y que esperaba que esta situación fuera considerado un incidente en el camino de su vida sacerdotal.