Luis Echeverría Álvarez, el más longevo protagonista de la vida pública, le ha costado al pueblo de México casi 83 millones de pesos en las últimas tres décadas, durante las cuales, ha recibido un sueldo bruto cada mes para su manutención y atención médica, así como ayuda de personal civil.
Una neumonía que lo hizo ir al hospital el pasado 21 de junio, reactivó en la agenda pública al hombre que gobernó México de 1970 a 1976 y al controvertido recuerdo de su ser político. Nacido en 1922 en la Ciudad de México y militante del Partido Revolucionario Institucional (PRI) desde 1946, Echeverría Álvarez resume como nadie las contradicciones del sistema partidista hegemónico que gobernó el país durante 71 años ininterrumpidos.
El Estado mexicano le ha pagado pensión en los últimos 31 años.
El priista asumió como Presidente de México con 48 años de edad. El Diario de los Debates de la Cámara de Diputados arroja que su discurso, de más de una hora, se concentró en la autonomía de las universidades. Habían pasado dos años de la matanza de estudiantes en Tlatelolco. El fantasma de su supuesta responsabilidad en el fatídico hecho –él era Secretario de Gobernación–, lo perseguía. Hoy, cuando ha llegado a los 97 años, aún está ahí.
El 22 de mayo de 2017, el Grupo Lucano de Italia entregó un reconocimiento al ex Presidente de México, Luis Echeverría Álvarez, entonces de 96 años, por las acciones en materia de prevención de desastres naturales aplicadas en los años setenta del siglo pasado, a través de la “Carta de Derechos y Deberes Económicos de los Estados”. La ceremonia fue amenizada por un conjunto veracruzano.
CÓMODA VIDA
El año pasado, el ex titular del Ejecutivo, a quien le gustaba exclamar “¡Arriba y adelante!” recibió como monto bruto 2 millones 537 mil 277 con 60 centavos, según aprobó el Congreso de la Unión en el presupuesto para la Presidencia de la República. La cantidad dista de los 238 mil 157 con 11 centavos que percibieron los 17 trabajadores que lo apoyan, una distancia salarial de 10.6 veces.
Echeverría recibe la pensión desde 1987, el año en que Miguel de la Madrid expidió el decreto en el que se sustentan las pensiones vitalicias de los ex Jefes del Ejecutivo y cuyo original, según Los Pinos es “inexistente” o, en otras palabras, no se encuentra en ninguno de sus archivos.
En la Presidencia de la República no hay datos del pago de las pensiones vitalicias a ex Presidentes antes de 2007, pero de manera proporcional, los ingresos de la alta burocracia no han variado desde entonces, incluso si se considera la inflación de aquellos años y la crisis financiera de diciembre de 1994. Para el acercamiento de lo que ha costado Echeverría Álvarez esta Unidad de Datos sumó a lo devengado por el ex Presidente, el sueldo que han recibido los trabajadores que tiene a su cargo y que son pagados por la Presidencia.
De 2006 a 2017, quienes lo han apoyado con labores domésticas han ganado dos millones 287 mil 538 pesos con cincuenta centavos, de acuerdo con los datos públicos obtenidos por este diario digital. De ellos, la Presidencia no proporcionó nombres completos hasta antes de 2012. Mandó sus nombres de pila y el nivel del puesto que ocupan en la burocracia. Todos, en lo más bajo de la jerarquía. No se consideró la guardia militar que cuida al ex Mandatario porque cualquier asunto que concierna a ella, se encuentra bajo reserva en la Presidencia de la República.
2 DE OCTUBRE NO SE OLVIDA
Luis Echeverría Álvarez nació en 1922 en la Ciudad de México, se licenció como Abogado, ingresó al Partido Revolucionario Institucional en 1946 -el año en que Miguel Alemán Valdez inició su Gobierno marcado por la política de industrialización-, y en 1964 fue nombrado Secretario de Gobernación en el Gabinete de Gustavo Díaz Ordaz quien fue investido como Jefe del Ejecutivo.
Con esa cartera a cargo, que implica la política interior del país, se encontró al tanto de la estrategia que el Gobierno tenía en 1968 respecto al movimiento estudiantil de ese año que desde las Preparatorias, el Instituto Politécnico Nacional y la Universidad Nacional Autónoma de México pedía liberación de estudiantes presos y rechazaba la represión del Estado. Faltaban unos días para la celebración de los Juegos Olímpicos en México y en las calles retumbaba el grito: “¡No queremos olimpiadas. Queremos Revolución!”
El 2 de octubre de ese año, en la plaza de las tres culturas de Tlatelolco, México vivió una de sus peores noches. Por lo menos 300 estudiantes fueron masacrados a tiros mientras realizaban un mitin pacífico. En 2018, están por cumplirse 50 años de esa matanza y aún no hay responsables, ni se sabe con certeza qué ocurrió. El rompecabezas del inolvidable 2 de octubre ha adquirido a través de las décadas piezas más sólidas, pero aún conserva muchos espacios vacíos. Pero siempre hay un nombre que aparece en las investigaciones periodísticas o los documentos sobre el evento: Luis Echeverría Álvarez. Fuente: Sin Embargo