Marco Antonio Escobedo
Llega a la Redacción de diarionoticiasweb.com un email titulado: “A órdenes del Nuevo Secretario Raymundo Collins”, el cual establece una serie de instrucciones y cambios que supuestamente se seguirán en la Secretaría de Seguridad Pública de la CDMX, con el nuevo mando.
Éstas son:
Ahora los Pretores serán licenciados titulados y desempeñaran sus funciones en camionetas de la Contraloría Interna y de civil, andarán un Pretor y un elemento de la Contraloría.
Desaparecen Regiones y Zonas Oriente, Poniente Sur y la Norte; únicamente quedando Centro, para reducir Gastos.
Los Directores Ejecutivos Regionales pasarán a cubrir Direcciones de Sector en donde únicamente hay Encargos de Despacho.
Los Jefes de zonas pasaran a ser Directores de diversas áreas en la Subsecretarias.
Todo se coordinara directamente con la Subsecretaria.
REBASADA POR CRIMEN ORGANIZADO
Es innegable que la policía capitalina se ha visto abiertamente rebasada por el crimen organizado que opera (impunemente) en la capital del país, una triste realidad que siempre negó el exjefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera.
No obstante, los homicidios dolosos, los narcomensajes en puentes de importantes arterias de la capital y las narcoejecuciones como resultado de la guerra entre cárteles de las drogas por la lucrativa plaza que representa la Ciudad de México, evidencian claramente el ambiente de criminalidad y violencia imperante.
Así que todo cambio que hagan las autoridades capitalinas en materia de Seguridad Pública será bien recibido si empezamos a ver resultados. Si empezamos a sentirnos seguros no sólo al salir a la calle, sino en nuestra propia casa o en nuestro centro de trabajo.
Raymundo Collins conoce la dependencia. Si bien con un pasado oscuro, en entredicho, es un hecho que de ninguna manera es una posición cómoda dentro de la burocracia capitalina.
Habrá qué ver si el nuevo Gobierno de la Ciudad de México lo ratifica y se continúa con acciones que realmente impacten en beneficio de la Seguridad Pública. O sólo será una simple llamarada, mientras el crimen organizado sigue acechando, como feroz lobo, a la aterrada ciudadanía.