El siniestro del Algarve (sur de Portugal), desatado el pasado viernes, se ha estabilizado este jueves al disminuir la intensidad de los frentes del fuego, que alcanza un perímetro de 100 kilómetros y continúa generando preocupación entre los residentes de la zona.
Luego de una complicada noche en los municipios de Monchique y Silves, los más afectados por las llamas, los bomberos están luchando ahora contra puntos calientes que “ya no se pueden calificar como frentes”, expuso hoy en rueda de prensa la portavoz de la Autoridad Nacional de Protección Civil (ANPC) lusa, Patrícia Gaspar.
La intensidad y avance del incendio ha bajado, en gran parte, por el descenso de las temperaturas, que rondan los 24 grados de máxima en la zona, aunque los vientos registrados en el lugar han hecho que el perímetro del fuego alcance hasta los 100 kilómetros.
Ante la situación, más de 1.400 bomberos, con 466 vehículos y quince aviones, intentan hoy consolidar la zona y vigilar las posibles reactivaciones, que se temen especialmente durante la tarde.
Según el último balance oficial, hay 36 heridos, todos leves salvo una mujer de 72 años con quemaduras graves que tuvo que ser trasladada a Lisboa.
El fuego de Monchique, el primero de grandes dimensiones de este año en Portugal, tardará aún días en ser controlado, según las previsiones del propio Gobierno.