Mouris Salloum George*
Hasta donde sabemos, todavía despacha en Los Pinos Eduardo Sánchez Hernández. Su función es diseñar y ejecutar las estrategias de comunicación de la Presidencia de la República.
Sánchez Hernández es un experimentado funcionario en el área de normatividad gubernamental en materia de publicidad desde que esta responsabilidad estuvo a su cargo en la Secretaría de Gobernación.
Para efectos institucionales, al vocero de Enrique Peña Nieto le corresponde, por ejemplo, la promoción del sexto y último informe de gobierno y cubrir el postrero trimestre de la gestión presidencial hasta el 30 de noviembre.
Particularmente en tareas tan delicadas, como es velar por la imagen del jefe del Ejecutivo federal y de su gestión, no caben las usurpaciones ni las suplantaciones.
Después del 1 de julio, sin embargo, hemos visto placearse en los pisos televisivos y en las cabinas de radio a personaje que parece hablar en nombre de la Administración Pública Federal y del gabinete presidencial mismo.
Todas las cosas buenas que se siguen contando
Entregaremos finanzas sanas al gobierno que viene, es una de las muletillas que todavía anoche escuchamos en voz de nuestro personaje en una barra informativa de televisión que tiene resonancias en el diario impreso del mismo canal. No es José Antonio González el de la voz.
Déficit fiscal controlado, deuda pública manejable (en su dimensión respecto del Producto Interno Bruto), presupuestos de Ingresos y Egresos solventes para 2019, son las cosas buenas que sigue contando Vanessa Rubio-Márquez.
Vanessa Rubio-Márquez fue responsable del despacho privado del candidato del PRI en campaña 2018, el ex secretario de Hacienda José Antonio Meade Kuribreña, quien quedó en tercer sitio en la votación presidencial del 1 de julio.
El dos veces ex titular de Hacienda, una vez de Energía, Desarrollo Social y Relaciones Exteriores perdió en la carrera a Los Pinos, pero su fiel colaboradora logró una senaduría tricolor por la vía plurinominal. No tuvo, pues, mandato electoral directo.
Faltan aún 15 días para que los senadores electos inicien formalmente su gestión. No obstante, la senadora en ciernes por representación proporcional ya se siente presidenta de la Comisión de Hacienda de la Cámara alta.
Veinte años de experiencia pública os contemplan
En una de sus primeras estridentes declaraciones como virtual senadora, se erigió en guardián de las finanzas públicas del próximo gobierno. Vigilante, la describió una crónica.
A la declarante, sus entrevistadores la presentan como una brillante mujer que ha acumulado 20 años de experiencia en el servicio público.
Su primer cargo relevante, en efecto, lo ocupó nada menos que con el panista Vicente Fox, al lado del secretario de Hacienda, el ex priista Francisco Gil Díaz.
Con el también panista Felipe Calderón, fue un activo de la Comisión Nacional del Sistemas de Fondos (de los trabajadores) para el Retiro. Se le atribuyen méritos en gestión de la reforma de le ley respectiva en 2007, que será revisada en el sexenio que viene, según anuncio que es del dominio público. Por algo será.
Ambos ex presidentes panistas fueron jefes de Meade, quien ha pasó por la secretaría de Energía y por primera vez por Hacienda. Con el priista Peña Nieto, Meade pasó sucesivamente por Relaciones Exteriores, Desarrollo Social y por segunda vez por Hacienda. Ahí estuvo siempre Vanessa Rubio.
Ahora, la versátil Vanessa Rubio será senadora por el PRI, que pasa a la oposición. Desde la morada de la senectud, la flamante legisladora, según dice, será una celosa vigilante de las finanzas públicas. Será porque en los tres sexenios pasados, la Hacienda estatal gozó de cabal salud. No, pues sí.
*Director General del Club de Periodistas de México, A.C.