Juana “La Peque”, la sicaria que tenía relaciones con cadáveres decapitados

 

(PRIMERA DE DOS PARTES)

Con una carrera de que inició desde muy joven, Juana, conocida como “La Peque sicaria”, era la mujer encargada de las decapitaciones y mutilaciones al interior de una célula de Los Zetas, pero cobró fama luego de que confesara que también tuvo relaciones sexuales con algunos cadáveres decapitados. 

Según un reportaje publicado por el diario británico Daily Mail, “La Peque” es  originaria del estado de Hidalgo. Pasó de ser una sexoservidora a “halcón” de grupos criminales y posteriormente a sicaria de Los Zetas. 

 

INICIA EN LA PROSTITUCIÓN

La mujer confesó que a los 15 años quedó embarazada y para poder mantener a su hijo tuvo que prostituirse. Posteriormente, luego de que su hermano fuera asesinado por integrantes de Los Zetas, se unió al cártel. 

“Me enteré que a la esposa y al policía asesino de mi hermano los habían descuartizado y quemado. Una tarde que nos reunimos me pregunta el comandante: —¿Sabes dónde está tu hermano?, ¿está completo?, ¿lo torturaron? ?contesté que sí a las dos primeras y que no a la última pregunta?.

“Qué bueno, quédate con ese consuelo. Tú y tu mamá saben a dónde irle a llorar, a dónde llevarle una flor; aparte saben que no lo torturaron. En cambio la familia de ese fulano y fulana andan huyendo, y no saben dónde quedaron tirados los restos.— ¡Qué a toda madre, pinche consuelo!, pensé, pero no dije nada…”, afirmó en su declaración. 

 

SE FAMILIARIZA CON LA VIOLENCIA

Ya en el Cártel, “la peque sicaria” era la encargada de las decapitaciones y mutilaciones corporales, llegando a ser mano derecha de algunos de los integrantes más temidos de la célula criminal 

Durante la confesión, Juana, de 28 años, sostuvo que al principio su trabajo consistía en vigilar las carreteras durante alrededor de ocho horas diarias, en las cuales tenía que reportar si pasaban patrullas.

Si hacia mal su trabajo, la amarraban y sólo le daban de comer un taco al día. 

“La Peque Sicaria” dio testimonio de varias ejecuciones que presenció, como cuando “le rompieron la cabeza a un hombre con un mazo”, lo que la hizo temer por su vida al imaginar que ella pudiera terminar de la misma manera, sin embargo con el paso del tiempo se familiarizó con la violencia a tal grado de sentir excitación y afición con la sangre. 

Fuente: narcoblogger.info

 

“Si no paga se chinga y lo matamos”: Juana, La Peque sicaria

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