Scott Morrison, mandatario australiano, solicitó este jueves equiparar las condenas de cárcel por contaminación de comida con las que sancionan la financiación del terrorismo, a raíz de la crisis desatada por el sabotaje con agujas insertadas en las fresas.
“Quien comete un delito por falsificación o robo de propiedad del Estado tiene diez años (de prisión). Quince es la condena por tenencia de pornografía infantil o financiación del terrorismo”, dijo Morrison en una rueda de prensa.
La propuesta para que se suba de 10 a 15 años de prisión por el delito de sabotaje de alimentos, que aprobaría esta semana el Parlamento, pretende enviar un “mensaje muy claro” a los responsables de la crisis originada la semana pasada.
El Ejecutivo australiano también ampliará la definición de sabotaje, que normalmente se refiere a las infraestructuras nacionales, para incluir a los alimentos de consumo humano y que afectará a los actos de gran escala que dañen la “seguridad nacional”.
Las agujas empezaron a ser detectadas la semana pasada en el este de Australia y después en casi todo el país, lo que ha llevado a las autoridades a pedir a los consumidores a cortarlas en trozos pequeños.
Asimismo, se han denunciado esta semana casos aislados de una manzana y un plátano con agujas, que se cree han sido realizados por imitadores.