En su primera gira internacional sin acompañante, Melania Trump quiso visitar cuatro naciones del continente africano en un transcurso de cinco días, con el objetivo de promover una campaña de bienestar infantil.
Pero el dato que destacó para la prensa internacional, es que la Primera Dama aparentemente disfrutó su viaje, mucho más que cualquier otro evento diplomático en el que ha tenido que acompañar a su marido, el presidente Donald Trump.
A comienzos de este mes, Melania visitó Ghana, Malawi, Kenia y Egipto. De forma indirecta, la visita de la Primera Dama también pudo servir para limar las asperezas que provocó su esposo cuando dijo que las naciones africanas eran “países de mierda” hace algunos meses.
UN PAPEL DIPLOMÁTICO MÁS PROFESIONAL
Melania, por supuesto, se veía más que dispuesta a poner 5,266 millas entre ella y su esposo, aunque sea por una semana.
Es de notar que Melania ha aprendido de sus experiencias pasadas. En otras ocasiones, parecía que la esposa de Trump carecía de tacto político, especialmente cuando visitaba zonas de desastre con la vestimenta inapropiada.
En su gira por África, la Primera Dama lucía más enfocada en desempeñar un papel diplomático de manera más profesional.
El contraste se muestra por sí solo en los gestos de la Primera Dama. Entre la tranquilidad cuando está sola y la tensión cuando acompaña a su marido.
