El perfume más caro del mundo puede mirarse, pero no olerse

 

El perfume más caro del mundo, una edición limitada de la firma italiana Bulgari, tiene una capacidad de 500 ml. y se vende por 200.000 euros. Se sitúa entre los líquidos más prohibitivos del mundo, como el veneno de escorpión o el de serpiente coral brasileña, el LSD, la insulina, el mercurio, la tinta de impresora, el éxtasis líquido, la sangre humana o el esmalte de uñas.

El aroma embotellado se puede mirar, pero no oler. Al menos en las Galerías Lafayette de París, donde hasta el próximo 29 de agosto se exhibe el perfume Opera Prima, una creación de Daniela Andrier encapsulada por la cristalería veneciana Venini para Bulgari, la firma romana de fragancias, relojes y joyas.

Ese elixir de la casa fundada en 1984 en Roma por el inmigrante griego Stirio Bulgari no es un producto destinado al consumidor ni siquiera a los más exclusivos. Opera Prima se creó en 2014 como reclamo para celebrar el 130 aniversario de esa enseña de alta gama, adquirida tres años antes y por 3.700 millones de euros por el grupo francés LVMH.

El perfume Opera Prima, de Bulgari.
El perfume Opera Prima, de Bulgari.

La compra buscaba ofrecer a LVMH una “exposición suplementaria al mercado asiático, locomotora del sector del lujo” donde la filial facturaba un 43 % de sus ventas. Bulgari se ha convertido en uno de los pilares del grupo presidido por Bernard Arnaud,que entre enero y junio ha facturado 16.700 millones de euros, un 19 % más que el año pasado. LVMH, en la última década, cuenta con 3.772 boutiques en todo el mundo y amasa el 36 % de su volumen de negocios en Asia, que ya es su mejor mercado.

El misterio hecho perfume

La fragancia Opera Prima llega ahora como objeto de culto en un templo del vestir parisino y punto neurálgico para muchos turistas: las Galerías Lafayette del bulevar Haussmann. La alquimista en cuestión, Daniela Andrier, es una alemana de nariz muy fina que estudió filosofía en La Sorbona de París, se interesó por el ámbito de los olores y terminó trabajando como maestra perfumera para el gigante industrial suizo Givaudan. En el seno de esa compañía química, que preside su marido, Gilles Andrier, ha creado fragancias, entre otros, para Kenzo, Armani o Gucci. A Andrier se le recuerda por diseñar el perfume de Luna Rossa, la primera fragancia masculina de Prada.

Entre cristales

Descartado el contenido, queda hablar del continente. A saber, un frasco con base violácea, peana en rojo coral, cuerpo dorado con aspecto envejecido y cuello y cabeza tocados con brillantes.

Es una edición especial de Venini, taller de maestros que da continuidad a los 600 años de tradición cristalera de la isla veneciana de Murano. Se trata de la fábrica que fundaron en 1921 el anticuario Giacomo Cappellin y el abogado milanés Paolo Venini. La joya aromática del “ménage à trois” entre Bulgari, Venini y Daniela Andrier se exhibirá durante el verano en las Galerías Lafayette.

Fuente: El PAÍS

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