Mouris Salloum George*
La cuarta transformación ha colocado muchos fierros en la lumbre.
El que no llega a la forja, es el correspondiente a la Seguridad Publica. La barbarie criminal sigue a galope y ensombrece las expectativas sociales generadas por el cambio en el poder presidencial.
El tiempo vuela y hace imperativo que las agendas del Congreso de la Unión y del Poder Ejecutivo se sintonicen en la misma frecuencia.
A la luz de los hechos, en el Poder Legislativo parece evidente la ineficacia en la operación política para consensuar iniciativas que la Presidencia plantea como prioritarias.
Entre esas iniciativas, está la reforma constitucional para darle marco jurídico a la puesta en operación de la Guardia Nacional.
La participación de las Fuerzas Armadas en materia de Seguridad Pública, sigue en su condición fáctica desde que en 2006 se declaró la guerra contra el crimen organizado.
El Ejecutivo ha convocado ya al reclutamiento de 21 mil jóvenes para su integración a la corporación en ciernes. Ha anunciado, además, la consulta pública para someter a escrutinio popular este proyecto.
El Congreso, de su lado, ha programado un periodo extraordinario de sesiones para tal efecto, pero todavía no inicia los trabajos de conferencia bicameral para perfeccionar el acuerdo sobre la reforma, que tiene que pasar en los plenos por mayoría calificada.
En el interregno, en todo el país galopa a sus anchas el crimen, implantando nuevos récords en las estadísticas macabras. No se vale.
*Director General del Club de Periodistas de México, A.C.