El prolongado debate sobre el Tren de Alta Velocidad/Alta Capacidad (TAV/AC) Turín-Lyon exige una breve reflexión sobre los llamados corredores transnacionales, establecidos por la Unión Europea (UE) con el objetivo de unificar económica y políticamente el continente europeo.
Sin embargo, para aquellos que argumentan sobre lo impropio de concretizar el proyecto, debido a la reducción del tráfico de bienes en los últimos años, afirmamos, sin jactancia, que es una de las palancas que deberán promover su aumento en los próximos años.
Tomando en cuenta solamente el comercio, la ruta Turín-Lyon establece una conexión ferroviaria de alta velocidad y capacidad entre Italia, Francia, España y Portugal, área que en 2017 representó el 30% de las importaciones y el 40% de las exportaciones italianas en la zona del euro.
A nuestro parecer, el abandono del proyecto implicaría un aislamiento de Italia y representaría un autogol económico, toda vez que Lyon sería un polo logístico para los otros corredores que cruzan el Centro-Norte de Alemania.
Es necesario entender que los corredores logísticos no sirven solamente para el tránsito de mercancías y pasajeros; también constituyen ejes de desarrollo económico y colaboración tecnológica. De hecho, ellos integran vastas regiones de Europa, con importantes consecuencias, también en las áreas políticas y culturales.
Así, pensamos que las redes tras-europeas, las RTEs, y los corredores de desarrollo, no pueden someterse solamente a un análisis frío de costos y beneficios. Ellos fueron pensados, y no solamente en Italia, en instrumentos de desarrollo e integración continental y hacen parte de la perspectiva de una Europa unida, democrática t pacífica.
Es en esta óptica donde se encuadra la conexión Turín-Lyon, infraestructura económica de base, un sistema de mejoras en un territorio dado. Se trata de inversiones físicas de capital, para aumentar su capacidad productiva y mejorar su calidad de vida, a ejemplo de redes de abastecimiento de agua y alcantarillado, sistemas de irrigación, transporte, generación y distribución de electricidad, infraestructura de comunicaciones y servicios en general, a los cuales pueden incluirse las inversiones en protección y mejora de la fertilidad de suelos.
Los efectos de estas políticas son evaluados no solamente con el crecimiento del PIB, sino también con parámetros como una mayor eficiencia del sistema y los impactos generados en la productividad y en la densidad demográfica y tecnológica.
Estas son las razones por las cuales la UE, con una participación plena, activa y decisiva de Italia, estableció que su desarrollo integrado, con la creación de un programa de infraestructura de alta tecnología, se volvería la espina dorsal de la economía europea.
Recordemos: la política de las RTEs de transporte, energía y telecomunicaciones tuvo un impulso decisivo en 1993.
Las RTEs son corredores transnacionales multimodales (ferroviarios, carreteros e hidroviarios) que se intersectan, creando un denso tejido conectivo entre las diferentes regiones de Europa y las grandes terminales portuarias y aéreas, con el objetivo de aumentar la eficiencia y la sustentabilidad de los sistemas de transporte.
De los nueves corredores integrantes de la espina dorsal de las RTEs de transporte (RTE-T) definida por el reglamento europeo de 2013, cuatro hablan respecto a Italia, debiendo ser finalizadas en 2030.
1.-Corredor del Mediterráneo: conecta los puertos de la Península Ibérica (inicialmente, Barcelona) con Hungría y la frontera ucraniana, pasando por el sur de Francia y norte de Italia. El corredor incluye ferrovías, carreteras, aeropuertos, puertos y terminales férreas, además de la hidrovía del río Po, en el norte de Italia. Los principales proyectos del corredor son la conexión Turín-Lyon y la conexión Trieste-Capodistria-Liubliana (Eslovenia).
2.-Corredor Reno-Alpes. Conecta los puertos de Amberes, Rotterdam y Ámsterdam con el puerto de Génova, cruzando el valle de Reno, Basilea y Milán. Aquí se ve la urgencia de la reconstrucción del puente Morandi (colapsado en agosto de 2018), para restablecer la conexión de Génova con el resto del corredor.
3.-Corredor Escandinavo-Mediterráneo. Se extiende desde la frontera ruso-finlandesa, pasando por Suecia y Alemania hasta Italia, con conexiones a los puertos de La Spezia, Livorno, Ancona, Bari, taranto, Nápoles y Palermo. Incluye secciones de vías marítimas y a construcción del túnel de Brenner (pasadizo Italia-Austria en Los Alpes).
4.-Corredor Báltico-Adriático: extendiéndose desde los puertos polacos del Mar Báltico a los puertos italianos de Trieste, Venecia y Ravena.
Observándose el mapa geográfico y económico de Europa, es evidente que el Corredor del Mediterráneo y el TAV/AC tienen una importancia estratégica para Italia, especialmente, considerando que el país tiene el segundo parque manufacturero de Europa, solamente detrás de Alemania, concentrado principalmente en el norte del país, área de influencia directa del corredor.
Por su parte, Lyon funciona como un centro regional para el tráfico de regiones del sur de Francia, Marsella entre otros. Y la región meridional de España, en especial Cataluña, representa el centro industrial más avanzado y productivo del país, para cuyo acceso al resto de Europa el Corredor del Mediterráneo es crucial.
Se puede no estar de acuerdo, pero es indudable que la realidad económica de los territorios involucrados requiere mejoras de infraestructura. En nuestra opinión, para el crecimiento económico y el nivel de empleo en nuestro país y para acelerar la integración de material con el resto de Europa es aconsejable no perder más tiempo y, en verdad, es necesario acelerar la implementación de todos os cuatro proyectos europeos que afecta directa e indirectamente a Italia.