Una investigación difundida por el Consejo Ciudadano de la Ciudad de México dio a conocer que los infantes de entre dos y cinco años de edad son los más propensos a ser víctimas de abuso sexual; de acuerdo con el análisis del organismo civil, los atacantes se encuentran en su círculo más cercano: son sus padrastros, abuelos, maestros y, en menor porcentaje, los propios hermanos.
El informe precisa, por ejemplo, que niñas de seis a 11 años son más vulnerables y el ilícito principalmente lo perpetran adultos de 36 a 40 años.
Actuará el violador en función de las condiciones propias del infante, pero normalmente dejará ver empatía para causar confianza y poder llevar y tener a la víctima en el lugar determinado donde cometerá el ilícito. De igual manera, apelará al miedo para intentar manipular a los niños para mantener el secreto.
Para evitar este problema los progenitores tienen que hablar de manera abierta con los menores sobre límites corporales, enseñarles que su cuerpo es suyo y absolutamente nadie puede tocarlo.
Es muy probable que los violadores utilicen amenazas para evitar romper el silencio, por lo que es importante que cuando algún niño o niña abra el tema, los adultos les crean y no se le juzgue.
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