Se vieron escenas caóticas fuera de la cámara de ejecuciones en Texas, cuando el vástago del hombre sentenciado le pegó a las ventanas, gritó obscenidades y dio puñetazos al aire luego que su progenitor entonó sus últimas palabras.
Billie Wayne Coble, un veterano de la guerra de Vietnam que mató a los padres y hermano de su esposa, de quien se encontraba separado y que en 1989 amenazó con matarla también, dijo a los cinco testigos –a los que había escogido para presenciar su ejecución– que los amaba.
Sus últimas palabras fueron “cuídense”.
En ese instante, su hijo, un amigo y la nuera, altamente conmovidos, empezaron a arrojar puñetazos y puntapiés hacia otros testigos. Los agentes penitenciarios intervinieron y finalmente los arrastraron a un patio, donde esposaron a los sujetos y los arrestaron bajo el cargo de resistencia.
Mientras tanto, Coble estaba recibiendo una dosis de pentobarbital. El sentenciado jadeó y empezó a roncar en la cámara de ejecución de la penitenciaría estatal en Huntsville. Fue declarado muerto 11 minutos después, a las 6.24 de la tarde.
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