Ivette Sosa
Con medias tintas tal parece que actúa el Gobierno de la Cuarta Transformación.
Por un lado asegura que el gobierno federal cumplirá con la instrucción del Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (por sus siglas INAI), de entregar la lista de periodistas beneficiados con presupuesto público en la administración de Enrique Peña Nieto, pero, por otro, dice que no publicará los nombres de las personas.
Ello, como “una delicadeza de nuestra parte”, sostiene el presidente Andrés Manuel López Obrador. Como si el país, los ciudadanos y los propios periodistas de a pie, los miles que han quedado desempleados desde que asumió el Poder y los que a diario salimos de nuestros hogares a luchar por los frijoles del día, estuviéramos para ese tipo de “delicadezas” palaciegas.
FIFI-NURAS
San Andrés Manuel toma la piedra y esconde la mano. Dijo que está por cumplirse el término de diez días establecido por la ley, por lo que la Presidencia mexicana entregará la información al INAI y “ellos van a decidir qué se hace con ella”.
El político tabasqueño aclara que no quiere que el tema se polarice y observa que también hay compra de publicidad, por lo que “no todo el dinero fue entregado para comprar lealtades o conciencias”. ¿Acaso la compra de publicidad (institucional) y chayo (directamente al bolsillo del periodista), no van de la mano?
Reza el refrán que “las cuentas claras y el chocolate espeso”, y si López Obrador tanto ha fustigado y denostado en contra de la que llama prensa fifi, debería abrir las cartas y exhibir (si tiene los elementos) a aquellos personajes que -en nombre del periodismo- han hecho pingües fortunas. Tal y como lo ha señalado, en más de una ocasión, AMLO.
¡Qué!, ¿ahora el Señor Presidente se ha vuelto tan exquisito y se anda con fifinuras y delicadezas, que lo llevan a la autocensura?
