El papa Francisco pidió perdón a la comunidad gitana por “la discriminación, segregación y maltrato” que ha sufrido a lo largo de la historia, también por parte de los cristianos.
El pontífice acabó su viaje pastoral al país balcánico con una visita a la ciudad transilvana de Blaj (centro) y acudió a su periferia para tener un encuentro con el pueblo gitano, que representa al menos al 3 % de la sociedad rumana y que vive a menudo estigmatizado y marginado.
Francisco llegó al barrio Barbu Lautaru de Blaj y, dentro de una nueva y modesta iglesia gestionada por el clero greco-católico, se dirigió a la comunidad gitana que le escuchaba para pedir perdón.
EL PESO DE LAS DISCRIMINACIONES
“Llevo un peso en el corazón. Es el peso de las discriminaciones, de las segregaciones y de los maltratos que han sufrido sus comunidades. La historia nos dice que también los cristianos, también los católicos, no son ajenos a tanto mal”, confesó el papa.
Y agregó: “Quisiera pedir perdón por esto. Pido perdón en nombre de la Iglesia al Señor y a ustedes por todo lo que a lo largo de la historia los hemos discriminado, maltratado o mirado de forma equivocada, con la mirada de Caín y no con la de Abel”.
Rodeado de niños gitanos que le escuchaban sentados en el suelo, afirmó: “no fuimos capaces de reconoceros, valoraros y defenderos en vuestra singularidad”.