Turner se puso sobre una tabla de surf, pero la presión del agua hizo que perdiera ese objeto y le arrancó la parte superior del bikini. Luego, la fuerza del chorro la impulsa hacia la parte superior y la arroja fuera de la atracción ante las risas de los presentes.
Los médicos le indicaron que se encontró “a milímetros” de quedar permanentemente discapacitada. Cuatro años más tarde, aún necesita que le pongan inyecciones en la columna vertebral y tomar analgésicos para soportar las molestias, ya que “el dolor es constante” y le han dicho que “no hay un final a la vista”.
En el transcurso de su convalencia, ningún integrante de TUI “ni siquiera se molestó” en visitar a Tracy Turner, quien estima que tuvo “mucha, mucha suerte” de no terminar en una silla de ruedas pero lamenta que su vida “se ha arruinado” por una atracción acuática.
Mientras el proceso legal sigue su curso, esta mujer se dedica a prevenir a otras personas para que no sufran el mismo destino.