En marzo de 1997, la Watchtower Bible and Tract Society, la organización “sin fines de lucro” que supervisa a los testigos de Jehová, envió una carta a cada una de sus 10.883 congregaciones de los EE.UU. y a muchas más congregaciones en todo el mundo.
En la carta, la organización se manifestaba preocupada por el riesgo legal que representan los posibles abusadores sexuales a niños dentro de sus adeptos. La carta contiene instrucciones sobre cómo lidiar con un depredador identificado: entre otras instrucciones, pedía a los líderes de cada congregación escribir un informe detallado y responder a 12 preguntas: ¿Ocurrió esto una vez, ¿el acusado tenía antecedentes de abuso infantil? ¿Cómo se ve al acusado dentro de la comunidad? ¿Alguien más sabe sobre el abuso?
Después, cada informe debería ser enviado por correo a la sede de la Watchtower en un sobre azul especial. “Guarde una copia del informe en el archivo confidencial de su congregación, continúe las instrucciones y no lo comparta con nadie ni lo haga público”, explicaba la misiva.
De acuerdo con el diario estadounidense The Atlantic, de esta forma los Testigos de Jehová construyeron lo que podría ser una de la bases de datos de casos de abusos sexuales contra menores jamás llevados a la justicia.
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