Alejandro Gertz Manero será el primer fiscal general de México, un cargo que tendrá por los próximos nueve años.
El pleno del Senado lo eligió con 91 votos a favor. Bernardo Bátiz fue respaldado por nueve senadores y Eva Verónica de Gyves por ninguno; 17 legisladores votaron en contra de la terna.
Senadores de oposición exigieron al nuevo titular de la Fiscalía General de la República (FGR) total independencia del Poder Ejecutivo; nombrar fiscales especiales capaces y sin tintes partidistas; y trabajar contra la corrupción y la impunidad.
El tricolor fustigó que los cálculos político-electorales hayan impedido a un buen abogado como Raúl Cervantes Andrade ser nombrado Fiscal General, e incluso que se le acusara de ser un “fiscal carnal” del entonces presidente Enrique Peña Nieto.
La bancada del Partido Acción Nacional (PAN) fue la que más cuestionó la posible subordinación del primer fiscal general ante el presidente de la República.
El senador sin grupo parlamentario, Emilio Álvarez Icaza, cuestionó a Gertz cómo impulsará el combate a los actos de tortura y el desempeño eficaz del Consejo Ciudadano que permita que realmente sea una instancia con capacidad de incidencia.
ABOGADO POR LA ESCUELA LIBRE DE DERECHO
El nuevo fiscal general es abogado por la Escuela Libre de Derecho y doctor por la UNAM, Mount Unión y la Universidad de las Américas.
Fue secretario General del Instituto Nacional de Antropología e Historia; agente del Ministerio Público Federal; auxiliar del procurador, jefe de la Unidad Defensora del Patrimonio Cultural de la Nación en la PGR; y primer director General del Instituto Técnico de la Procuraduría.
Fue secretario de Seguridad Pública federal en el gobierno de Vicente Fox, de 2000 a 2004, periodo en el que se dio la fuga de Joaquín Guzmán, del penal de Puente Grande en Jalisco.
También se desempeñó como Secretario de Seguridad Pública del Gobierno del Distrito Federal, durante las administraciones de Cuauhtémoc Cárdenas y Rosario Robles de 1998 al 2000.
