El Meteorológico Nacional ya advirtió que el frío en la CDMX va a continuar en los próximos días, ya que una intensa masa de aire helado está sobre el centro del país. (A nosotros se nos congelaron los dedos nomás de escribir eso).
Cada que hay un frente frío en la CDMX, los chilangos sacamos a relucir nuestros (criticados) rituales. Sí, para combatir el frío también usamos bolillos y, si no nos crees, sigue leyendo.
Aquí te pasamos una lista de los rituales que aplicamos cada que ataca el frío en la CDMX
Te vistes en capas
Apenas empieza a chiflar el aire, como dice tu mamá, y te dedicas a desempolvar la ropa abrigadora, pero sabes que las mañanas son frías, las tardes calurosas y las noches gélidas, por lo que tienes que salir como cebolla de tu casa.
La primera capa es la playera, camiseta o la ropa interior térmica (sí, hay quienes la aplican). Luego la playera o la camisa, vienen el suéter, la chamarra y al final el abrigo. Ahora sí ya estás listo para enfrentar el clima capitalino
Te quejas en Facebook
Una vez que saliste de casa estás listo para escribir: «cierren la puerta del refri», «hace frijolito», «¿quién soltó a los pingüinos?» o frases por el estilo en tus redes sociales.
WTF = Wey Tengo Frijolito.
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El bolillo es nuestro pastor y con él nada nos faltará. Todo chilango que se respeta sabe que lo primero que debe hacer es ir con doña Mary y elegir su atole preferido. Pero como para todo mal un buen tamal… no sólo te tomas un atolito, sino que te dejas ir con todo y pides tu guajolota.
A cuidarse del virus Godín
Armado con tus mil capas de ropa, tu atole y la guajolota, llegas a la oficina y empieza el verdadero reto: Librarte de los estornudos que pululan por todo el lugar.
Si ya te cayó el chahuistle, resígnate a tomar antibióticos, pero si aún andas en la etapa de que te quieres enfermar, siempre aplicas el jugo antigripal, como buen Godín.
Disfrutas irte en Metro (what?!)
Llega ese momento que jamás imaginaste: El termómetro no sube de los 10 grados y tú, como millones de personas, buscas el mejor refugio. Apenas vas bajando las escaleras que te llevan al andén y ya empiezas a sentir ese vaporcito del Metro que te reconforta. En ese momento, das gracias al creador por toda la gente y el calor humano que atiborran el vagón.
De la cama al traje
El frío en la CDMX altera tus rutinas y el ritual de aseo personal se convierte en una tortura. Hay algunos que aplican la de mamá y se bañan una noche antes. Otros más aventurados brincan de la cama al traje sin importar que se vayan con el almohadazo; unos más se dan un baño de avión: cabeza, alas y cola.
Sólo unos temerarios son los que se meten a bañar, pero lo hacen con agua como para pelar pollos.
Fuente: www.chilango.com