Balas perdidas mataron a decenas de niños en Río de Janeiro en una década

 

Unos 44 niños murieron víctimas de balas perdidas en Río de Janeiro durante la última década y de ellos, 12 fallecieron en el último año, en pleno recrudecimiento de la ola de violencia que azota la región, según un balance de la ONG Río de Paz.

 

Los últimos dos casos ocurrieron en la víspera, cuando perdieron la vida Emily Sofía, de 3 años, en un intento de asalto mientras viajaba en coche con sus padres; y Jeremías Moraes, de 13, tiroteado en medio de un enfrentamiento entre policías y supuestos narcotraficantes en una favela del norte de la ciudad.

 

“La muerte de un menor víctima de bala perdida es el lado más hediondo de la violencia de nuestro estado. Es el resultado, entre otros motivos, de la incapacidad del Poder Público de dilucidar la autoría de esos homicidios y castigar con rigor y celeridad a los culpados”, señaló la organización en redes sociales.

 

GRAVE CRISIS DE VIOLENCIA

Las víctimas por bala perdida se han convertido en una triste estadística en el estado de Río de Janeiro, inmerso en una grave crisis de violencia desde la celebración de los Juegos Olímpicos de 2016, agravada además por una crisis económica que ha llevado a la entidad federativa a la quiebra.

 

A los dos óbitos registrados ya este año se suman en esta trágica estadística otros diez pequeños que perdieron la vida víctimas de bala perdida solo en 2017.

 

Algunos de los casos conmovieron de manera especial a la sociedad brasileña, como el de María Eduarda Alves, de 13 años, quien fue alcanzada por un disparo en el interior de su colegio mientras realizaba la clase de educación física.

 

De acuerdo con la Policía Militar, la joven estudiante fue tiroteada durante un enfrentamiento entre supuestos criminales y agentes en el complejo de favelas de Pedreira, en la zona norte de la capital fluminense.

 

¿BALAS DE LA POLICÍA O DE CRIMINALES?

En la mayoría de los casos no se llega a conocer si el disparo que mató al menor provino de los supuestos traficantes o de las fuerzas de seguridad pública.

 

También el año pasado, Vítor Gabriel Leite, de 3 años, fue muerto en las mismas circunstancias mientras jugaba en el salón de su casa con sus hermanos.

 

Ante la grave crisis de violencia, el gobierno central envió a mediados del año pasado 10,000 soldados de las Fuerzas Armadas con la previsión de que permanezcan allí hasta finales de este año, pero su presencia no se ha traducido en una disminución de la violencia ni tampoco ha disuadido a los criminales.

 

Este mismo miércoles, unos 3.000 militares participaron en un amplio operativo de los distintos cuerpos policiales contra el narcotráfico en el que, según un balance preliminar, han sido detenidos al menos 23 sospechosos, dos de ellos menores de edad.

 

La operación se llevó a cabo en distintos puntos de la región metropolitana de Río, entre ellos la favela de Ciudad de Dios, en la zona oeste de la urbe, donde en los últimos días se han producido intensos enfrentamientos con varios muertos.

Noticias relacionadas