“El foco actual de China como una amenaza existencial es todavía más notable por el hecho de dislocar la verdadera amenaza existencial de Estados Unidos y del mundo, en la orientación de nuestra estructura de seguridad nacional. En un grado adecuado de atención a los cambios climáticos, como una preocupación urgente de seguridad exigiría que Estados Unidos reordene sus tareas principales. Mientras que China es uno de los emisores de gases de efecto invernadero, debemos prestar más atención a lo que está aconteciendo en nuestro hemisferio. Esto significa, en particular, abordar el peligro más inmediato que estamos enfrentando, de un Estado socio nominal y aliado del presidente Trump: el Brasil de Jair Bolsonaro y su deforestación acelerado la cuenca del Amazonas.
“Los formuladores de políticas necesitan ampliar sus definiciones de amenazas con la incorporación del cambio climático en las decisiones políticas. La realidad de otra crisis financiera, debido al cambio climático sobre las compañías de seguros, hizo que los bancos centrales de todo el mundo comenzaran a considerar el cambio climático como algo que está en sus manos. Algo que tienen que abordar. Los estrategas de seguridad y de política exterior tienen que seguir el ejemplo…
“El acenso de China representa un verdadero desafío para Estados Unidos en el escenario mundial. Pero concentrarse tan sólo en las superpotencias y en la geopolítica es un lujo de un siglo pasado. Los formuladores de políticas estadounidenses tienen que comenzar a tomar en serio los cambios climáticos como amenazas a la seguridad nacional, como lo son el terrorismo, las armas nucleares y los ataques cibernéticos.
“Aunque no podamos elegir líderes alrededor del mundo, el gobierno estadounidense tiene que apalancar su economía, usar su diplomacia y ofrecer incentivos reales para comportamientos que protejan los principales recursos en el combate del calentamiento mundial. El cambio climático es una amenaza mayor para Estados Unidos y sus habitantes que Irán y China.”
