El coronavirus se propagaba por el continente americano y el mandatario de Brasil, Jair Bolsonaro, sorprendió a la comunidad médica con un anuncio: un medicamento milagroso que estaba disponible en su país.
Dios es brasileño, ¡la cura está aquí!, La cloroquina está funcionando en todas partes, declaró el mandatario a fines de marzo.
Desde entonces, el virus ha arrasado en Brasil y causado el fallecimiento de más de 41 mil personas. El país del cono sur ya ha superado las cifras del Reino Unido y registrado más muertes que cualquier otro país excepto Estados Unidos.
Bolsonaro ha sido un fiel promotor de medicamentos cuya efectividad no ha sido comprobada, como la cloroquina y la hidroxicloroquina, como uno de los factores que han sumido a Brasil en su actual crisis de salud.
informes anecdóticos
De hecho, el presidente sudamericano les ordenó a las fuerzas armadas que produjeran ese fármaco en cantidades industriales en el laboratorio farmacéutico militar y pidió un gran suministro de sus ingredientes a India.
Bolsonaro invirtió una gran cantidad de dinero en una acción que no se ha demostrado que sea efectiva en vez de aumentar las pruebas y el seguimiento de contactos, acusa Denise Garrett, epidemióloga brasileño-estadounidense.
Añade la experta que sus decisiones no están basadas en pruebas y datos empíricos, sino en informes anecdóticos.