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Tras los tiroteos retóricos, lanzamientos de misiles, explosiones nucleares y grandes ejercicios militares del año pasado, los cuales elevaron en varios grados la temperatura en la Península Coreana, los termómetros parecen haberse enfriado con la más que oportuna iniciativa de reacercamiento de las dos Coreas.
El pasado martes 9 de enero, representantes de los dos gobiernos iniciaron un diálogo de alto nivel en Panmunjom, en la zona desmilitarizada que marca las fronteras entre ambos.
De manera significativa, las delegaciones son encabezadas por los respectivos ministros encargados de las reunificación de las Coreas (Monitor Mercantil, del 10 de enero de 2018).
PYONGYANG PARTICIPARÁ EN JUEGOS DE INVIERNO
El evento, fue organizado rápidamente, después de que el líder norcoreano Kim Jong-un, el primero de enero, planteó el restablecimiento de las relaciones directas con Seúl, suspendidas desde 2016.
Rápidamente respondió el gobierno del presidente Moon Jae-in, quien, sin antagonizar con los EU, dejó claro que no dejará en manos de Washington la decisión sobre una eventual escalada militar que pueda llevar a un conflicto abierto en la Península.
Un resultado inmediato fue la decisión de Pyongyang de enviar una delegación de atletas a los Juegos Olímpicos y Paraolímpicos de Invierno de 2018, a realizarse en febrero próximo en la ciudad surcoreana de Pyeongchang (apenas a 80 kilómetros de la frontera).
PIRÓMANOS DE WASHINGTON
A pesar de haber sido saludada por el presidente Donald Trump, es evidente que la reanudación de las conversaciones directas entre Seúl y Pyongyang no gustó nada a los “neoconservadores” y a los demás pirómanos de planta en Washington.
De modo que será necesario esperar para ver si no intentarán sabotear la iniciativa, como consiguieron hacerlo con las prometedoras negociaciones de final de la década de 1990, de repente abandonadas con la llegada de gobierno de George W. Bush, en 2001.