Mouris Salloum George*
Si se trata de ejercer el derecho a soñar, en nombre de las nuevas generaciones de mexicanos desearíamos ver en el paisaje, después del diluvio, el resplandor del arco iris.
Dentro de escasas diez semanas, la Ciudad de México estrenaría su nuevo y propio régimen constitucional. El gobierno que nominalmente se atribuyó el PRD, en voz de Miguel Ángel Mancera blasonó que su legado contiene dos obras: Un nuevo modelo de convivencia colectiva regido por la Carta, y la transformación política de la Capital Social.
Es buena la crema, pero no en exceso: Es absolutamente posible que el nuevo Congreso de la Ciudad de México -si es que no antes de que termine la actual Asamblea Legislativa-, el texto sea sometido a una intensiva y exhaustiva revisión para depurarlo y perfeccionarlo.
Preciso es ese ejercicio: Entre el viejo estatuto del Distrito Federal y la. nueva Constitución de la Ciudad de México, los asambleístas aún en funciones abrieron socavones en las semanas finales de 2017, para repartirse a sus anchas al pastel presupuestal, sobre todo la rebanada etiquetada a la reconstrucción después de los terremotos de septiembre pasado.
Los perfiles buscados por Claudia Sheinbaum
En vías de mientras, una vez recibida la constancia de mayoría e instalada la comisión de transición, la nueva jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum dio a conocer casi la totalidad de los nombres del equipo que la acompañará al arranque de su mandato.
Si de experiencia y sensibilidad social y política, se trata, los futuros nuevos administradores de la Ciudad acreditan cartas que los hacen confiables para la consecución del proyecto diseñado a lo largo de su campaña. Bajo otra coordinación, será la prueba del ensayo y el error la que hable de resultados.
Lo que merece destacarse desde ahora, es que, en cuanto a género, el gabinete en ciernes logró el equilibrio en el reparto de responsabilidades, liberando los nombramientos de cualquier asomo de prejuicio político o partidista en favor, en última lectura, de la reconciliación.
Vienen tiempos -ha de esperarse hasta el próximo otoño a que el nuevo gobierno entre en funciones- para tejer fino y darle formas institucionales a las promesas programáticas de campaña.
Ha sido sinuosa e importante la forma de llegar: Más importante es permanecer y responder al imperativo de congruencia entre el decir y el hacer. Esto es lo que hace de la política una apasionada entrega. Vale.
*Director General del Club de Periodistas de México, A.C.