Estefania Ruiz
Marisol Avena es una atractiva y carismática publicista de 38 años; cuenta con una Maestría en Marketing y recientemente cumplió diez años de casada con el Ingeniero David Pedro, de 40. Tienen un pequeño de 6 años y, hasta hace siete meses, ella pensaba que había construido “el matrimonio perfecto”.
Ello, a pesar de que sus amigos y algunos miembros de su familia le criticaban el aspecto físico de su pareja: baja estatura, rechoncho y semi calvo. “Me solían decir que éramos como La Bella y La Bestia, pero yo no hacía caso, incluso pensaba que, si él no era un Adonis, no tendría de qué preocuparme pues nunca me sería infiel”.
Cuenta a diarionoticiasweb.com que cierta noche, mientras conversaba con su esposo, él recibió varios mensajes por WhatsApp y, al leerlos, se puso sumamente nervioso. Se excusó que era un nuevo cliente que justo llegaba a la CDMX de Monterrey, que insistía en que se vieran y tendría que salir por unos momentos, pero que no tardaría.
“A partir de ese momento -cuenta Marisol-, se me clavó la daga de la desconfianza, por lo que estuve al pendiente de sus movimientos en casa, su trato hacia mí y el niño y, por supuesto, de quién le marcaba. A los tres días él dejó su celular en la cama mientras estaba en la ducha y yo aproveché para revisar sus mensajes”.
Y como dice el refrán El que busca encuentra… y Marisol encontró. “Me fue muy doloroso ver mensajes desde cuatro meses atrás, que él no borró, donde se ponía de acuerdo con Lucy, para salir a comer, ir al cine o a bailar, y el darse los ¡buenos días, bebé! o ¡descansa, papito!”.
“Yo lo encaré y él primero se hizo el ofendido. Me acusó de intromisión a su privacidad por atreverme a revisar su móvil y durante un par de semanas no nos dirigimos la palabra. Después buscó hablar y me aseguró que Lucy sólo era una amiga y, hasta el día de hoy, niega haber sido infiel pues rechaza haber tenido sexo con ella. Pero no le creo, rompió mi confianza”.
CORAJE Y DOLOR MUY PROFUNDO
“La infidelidad se da cuando tu pareja inicia un vínculo de carácter afectivo, y no sólo sexual con otra persona -explica el sicólogo y terapeuta de parejas Federico Ochoa-, y lo primero que se pierde es la confianza por el otro”.
Refiere que “generalmente la persona traicionada siente impotencia, coraje, un dolor muy profundo, una gran desilusión y pierde su autoestima. Incluso, llega a desarrollar un sentimiento de autoculpa tras la infidelidad de la que fue objeto”-
Esto es, “culparse que por engordar, ya no le gustas a tu pareja; que ya no l@ complaces en la cama; que te empezaron a salir arrugas y ya no eres atractiv@ y un largo etcétera”.
Después del dolor, desilusión y confusión que se enfrenta al conocer la infidelidad de tu pareja, surgen dos cuestionamientos: ¿Se pueden seguir juntos o no? y ¿Cómo es posible superar la infidelidad en el matrimonio?
Para el experto, antes de responder a ello con un sí o un no rotundo, existen diversos aspectos que la pareja debe considerar, como el tiempo que han estado casados, “porque no es lo mismo que tú pareja te sea infiel al principio de la relación que luego de varios años de permanecer juntos”.
EL PUNTO ESENCIAL
Otro punto -señala- es “analizar si el desliz fue breve o tuvo una larga duración. También si la infidelidad fue un desafortunado hecho aislado o ha sido recurrente en el matrimonio”.
El sicólogo sostiene que el punto esencial es “saber no sólo si tu pareja está arrepentida, también si realmente quiere luchar a tu lado para salvar el matrimonio, porque la decisión de seguir adelante juntos o no, sólo le compete a la pareja. No importa lo que digan la familia o los amigos cercanos”, anota.
Así, el primer paso es perdonar a la persona infiel, sin guardar resentimientos; el segundo es la decisión de seguir juntos, sin hacer reproches y el tercero es “crear una empatía -capacidad de percibir, compartir y comprender lo que otro siente- que ayude a la reconciliación”.
Por ende -anota Federico Ochoa-, es importante que tu pareja te demuestre que puedes volver a confiar en ella, “conversando de manera franca y abierta, compartiendo tareas en casa y realizando actividades de ocio divertidas juntos y en compañía de los hijos, si los hay, además de buscar momentos íntimos para reconquistarse”.
No obstante, sostiene que la confianza nunca más debe darse en exceso, “deben dejarse las luces intermitentes prendidas, pues así estarás en alerta y la relación se manejará de forma más sana y adecuada”.
Puntualiza que “es errónea la concepción de muchos hombres y mujeres de pensar que, por casarse, por firmar un documento ante un juez, tienen segura a su pareja, pues ello sólo les hace caer en el error de no seguir conquistándose todos los días”.