Gran parte de perros y gatos se verá afectada por pulgas al menos una vez en sus vidas. Estos parásitos externos se alimentan de la sangre de un organismo anfitrión y son capaces de transmitir enfermedades, especialmente si tu mascota es alérgica a las mordidas de pulgas.
¿Cómo saber si tu perro o gato tiene pulgas?
Por lo general, el mismo perro te “avisa” de su padecimiento. Si notas que se anda rascando más de lo normal o si ves que se está arrastrando por el piso, es cosa segura que tenga unos cuantos o cientos de parásito viviendo entre su pelo.
Las pulgas son muy pequeñas pero no microscópicas. Con la vista puedes detectar su presencia. Las pulgas son como diminutas manchas color café o negro. Solo basta que le eches un vistazo al pelambre de tu perro, con atención especial a las partes del lomo, las articulaciones, la parte interior de las patas, y en la barriga. A las pulgas les encantan los lugares cálidos y escondidos, particularmente en las zonas donde abunda el pelo.
¿Qué hacer si tu perro o gato tiene pulgas?
Una vez que corrobores la presencia de pulgas, usa un peine viejo (y que ya no uses para tu persona) y pásalo por todo el cuerpo de tu mascota. Ten un plato hondo lleno de agua cerca para que puedas sumergir el peine y ahogar a los parásitos. En los dientes del peine es probable que veas una caspa negra. Estas son heces de pulgas y si les echas agua sobre una toalla de papel, éstas se disolverán en sangre.
Si la infestación de pulgas es muy severa, consulta al veterinario. Un profesional te puede indicar el tipo de medicamento que necesita tu mascota y el programa de tratamiento, el cual puede durar más de tres meses.
Si el problema no es tan grave, baños semanales con shampú especial para mascotas puede ser un buen remedio. También manda a lavar tu ropa y tus sábanas, pasa la aspiradora por tu casa (si tienes alfombra) y trapea el piso todos los días, especialmente en los lugares favoritos del perro. Si vas a usar insecticidas, asegúrate que tu mascota no esté en el interior de la vivienda.
