Te presentamos una lista de 12 alimentos que contribuirán a potenciar tu cerebro.
Semillas de chía:
Provienen de una planta de la familia de las lamiáceas originaria de América Central, donde las tribus indígenas ya la consumían desde hace más de seis mil años. Este superalimento ayuda en el funcionamiento de las neuronas y mejora la actividad cerebral.
Es la mayor fuente de Omega 3 que podemos obtener de la naturaleza. Sus propiedades previenen el envejecimiento de los tejidos, ya que mantiene intactas sus funciones por más tiempo.
Arándanos:
Además de que son un potente antioxidante, introducir arándanos en nuestra dieta permite mejorar la memoria, el aprendizaje y las funciones cognitivas en general, gracias a que contienen un compuesto llamado flavonoides, que protege de los radicales libres que pueden dañar el tejido sano, así como disminuir la capacidad de nuestra memoria.
Contribuyen a evitar o retrasar enfermedades degenerativas del cerebro, como el Alzheimer.
Pescado:
Es una fuente rica en fósforo que ayuda a fortalecer el cerebro y da un impulso a nuestra memoria. Gracias a los ácidos grasos Omega 3 que nuestro organismo es incapaz de producir, ayuda a proteger nuestra salud cerebral, por lo que se recomienda su consumo periódico, en especial: sardinas, salmón, atún y trucha.
Frutos secos:
Aportan minerales y vitaminas, entre ellos: fósforo, magnesio, potasio, vitaminas del complejo B y vitamina E, que se convierten en excelentes herramientas para mantener una buena salud cardiovascular, lo que redunda en nuestra salud cerebral, ya que si todos los órganos obtienen un correcto aporte tanto de sangre como de oxígeno, nuestro cerebro también funcionará mucho mejor.
Por ejemplo, consumir nueces de forma habitual, mejora la memoria de trabajo, es decir, la que permite el almacenamiento a corto plazo de la información.
Espinacas:
Gracias la presencia de minerales, vitaminas, pigmentos y fitonutrientes; incluso, potasio, manganeso, zinc, magnesio, hierro y calcio, mejora la conductividad eléctrica del cerebro, así las señales entre las neuronas se producen de forma más rápida y por tanto, nos hacen pensar de forma más clara y responder velozmente.
Calabaza:
Es un alimento antioxidante por excelencia. Su contenido en ácido fólico permite mantener nuestra mente despierta y ágil, mejorar nuestra memoria y también la velocidad a la que el cerebro procesa la información.
Diversos estudios han sugerido que una falta de ácido fólico puede generar trastornos mentales como la depresión.
Brócoli:
Este superalimento puede proteger el cerebro tras una lesión. Sus nutrientes tienen la capacidad de potenciar la memoria además de preservar la buena salud de nuestro órgano pensante.
Aceite de oliva:
Posee importantes efectos antioxidantes de protección para los tejidos que evitan el daño causado por los radicales libres que pueden dañar el tejido sano, así como disminuir la capacidad de nuestra memoria.
Gracias a sus grasas saludables, permite una circulación sanguínea correcta y que las células de nuestro organismo funcionen adecuadamente.
Agua:
Teniendo en cuenta que es responsable de más del 85% del peso del cerebro, no podemos obviar su importancia. Por ello, tiene un papel crucial en la salud cerebral.
Aguacate:
Destaca por su alto contenido en vitamina E, pero tienen muchos beneficios para el organismo humano, concretamente para el cerebro. Tiene propiedades antioxidantes que ayudan a prevenir el envejecimiento y el deterioro precoz de nuestra salud cerebral; también contienen Omega 3, esencial para proteger al cerebro del desgaste prematuro.
Tomate:
Reduce el riesgo de derrame cerebral. El licopeno contenido en este superalimento ha demostrado ser un aliado para la prevención de enfermedades como el accidente cerebrovascular o ictus.
El licopeno, está presente tanto en tomate crudo como cocinado, por lo que no hay ningún inconveniente en comerlo como más nos guste.
Cacao:
Con moderación, puede aportar un peso positivo a la salud de nuestro cerebro, ya que sus antioxidantes evitan el envejecimiento prematuro del organismo. Mejora el flujo sanguíneo que llega al cerebro, lo que también favorece el mantenimiento de las habilidades cognitivas.
